Ok,
estoy obsesionado con el tema del tiempo. Igual que Einstein, aunque con un par
de puntos de IQ menos. Ya tratamos estos temas acá y acá, pero ahora vamos a
hablar de la percepción personal del paso del tiempo*.
A
medida que nos volvemos más viejes, nos pasa más seguido que una situación que estimamos
había sucedido hace tres o cuatro meses, ocurrió en realidad hace un año.
Las cosas que creés que sucedieron el año pasado, ocurrieron en realidad hace dos años.
Me pasa con el programa de radio, con los invitados. Me suena que vinieron hace
poco y capaz la invitación fue hace un par de años. Tremendo.
La
explicación tradicional es que este efecto se potencia con la edad, y que el paso
del tiempo se acelera a medida que se envejece, hasta la muerte (momento en el que, aparentemente, el efecto se anula). O sea que a los noventa años, te preparás
el desayuno y en cuanto terminaste son las 3 de la tarde. Te pones a buscar
algo en internet y cuando levantás la vista está oscuro afuera. La teoría asume
además que esta sensación de aceleración es inevitable, y que está vinculada de
manera inextricable a lo cada vez más pequeño que es un año en comparación con nuestra
edad. Para un ser de un año, un año es la mitad de la vida vivida, pero
para uno de cincuenta años, es solo el 2% de su vida. Esta creciente
disparidad hace sentir que el tiempo se escapa cada vez más rápido.
Esa
es la explicación popular que todo el mundo repite durante años (las
repeticiones parecen cada vez más frecuentes con la edad). Pero es mentira. La
sensación de duración de una hora, una semana o un año cambia todo el
tiempo. Por ejemplo, los cinco días que se pasan viajando en un país
extranjero tienden a ser mucho más prolongados que una semana laboral regular. Una
hora de lidiar con noticias trágicas puede ser tremendamente lenta, mientras
que una hora de limpieza frenética de la casa antes de que les invitades
lleguen se escurre como el agua de la bañera.
Nuestra
percepción del tiempo es psicológica y subjetiva. Sigue siendo cierto que
el tiempo parece pasar mucho más rápido en la edad adulta que en la infancia, y
eso parece bastante universal. Cuando yo era pequeño, los viajes en automóvil
de noventa minutos me parecían insoportablemente largos. Recuerdo que de niño
una vez un amigo me propuso hacer un test de inteligencia que duraba 45
minutos. Pese a que siempre me encantaron, me pareció una eternidad y le dije que no lo haría. Mucho tiempo
perdido para no jugar. Del mismo modo, la distancia entre los cumpleaños era un
océano de tiempo.
Entonces,
¿qué causa esta diferencia y por qué tanta gente siente que el tiempo se está
acelerando gradualmente?
Las décadas de los primeros años
A
medida que nos convertimos en adultes, tendemos a asumir más compromisos relacionados
con el tiempo. Necesitamos trabajar, mantener un hogar y cumplir con las
obligaciones de los demás. Les niñes generalmente no tienen compromisos de
tiempo, o si lo hacen, no necesitan pensar mucho en ellos; alguien le dice
cuándo es el momento de estudiar, o de ir al club. Debido a que estos
compromisos son tan importantes, la vida adulta se caracteriza por pensamientos
y preocupaciones continuos sobre el tiempo. Para nosotros, el tiempo
siempre es limitado y escaso, mientras que para les niñes, que están ocupados
experimentando la vida, es sobre todo una abstracción.
Nuestros
primeros años también parecen más largos porque contienen muchas primeras
experiencias: la primera tormenta, la primera vacación en la playa, el primer
beso, el primer automóvil, el primer empleo, cada uno de los cuales hace que el
año en el que ocurrió parezca más significativo, creando un fuerte sentido de
progreso y de tiempo bien aprovechado. Comparemos esto con nuestra lamentable
vida de mediana edad, pura rutina y repetición. En la mitad de la vida, las
nuevas amistades son menos frecuentes, y pocas veces se intentan cosas por
primera vez. A medida que nuestra carrera y nuestra vida doméstica se estabilizan, los
años se parecen cada vez más entre sí. Esto crea la sensación de que cada
año ocurre menos "vida", y que hay más cosas que nunca se podrán
alcanzar.
Alargando los años
Pasemos
a lo normativo. ¿Qué hacer para alargar nuestra sensación del tiempo? Una es
evitar operar en piloto automático. Como niñes estamos inmerses inevitablemente
en la experiencia del momento presente, lo que crea días largos y vívidos, con
muchos más puntos de contacto para ser recordados y apreciados. Dos formas
simples de hacer esto:
1.
Hacer
más actividades físicas que no se puedan hacer distraídamente: manualidades,
deportes, jardinería, baile.
2.
Pasar más tiempo hablando con las personas con las que se disfruta.
Un
año dedicado a centrarse en cosas que no puede hacer distraídamente es un año
largo y memorable que no puede pasar inadvertido. Solo cuando estamos
preocupados por el futuro o recordando el pasado, la vida parece demasiado
corta, demasiado rápida, demasiado fuera de control. Cuando la atención se
invierte en la experiencia del momento presente, siempre hay suficiente tiempo.
* Post
traducido, resumido y adornado a partir de otro escrito acá.
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