miércoles, 31 de octubre de 2018

EL TIEMPO VUELA



Ok, estoy obsesionado con el tema del tiempo. Igual que Einstein, aunque con un par de puntos de IQ menos. Ya tratamos estos temas acá y acá, pero ahora vamos a hablar de la percepción personal del paso del tiempo*.

A medida que nos volvemos más viejes, nos pasa más seguido que una situación que estimamos había sucedido hace tres o cuatro meses, ocurrió en realidad hace un año. Las cosas que creés que sucedieron el año pasado, ocurrieron en realidad hace dos años. Me pasa con el programa de radio, con los invitados. Me suena que vinieron hace poco y capaz la invitación fue hace un par de años. Tremendo.

La explicación tradicional es que este efecto se potencia con la edad, y que el paso del tiempo se acelera a medida que se envejece, hasta la muerte (momento en el que, aparentemente, el efecto se anula). O sea que a los noventa años, te preparás el desayuno y en cuanto terminaste son las 3 de la tarde. Te pones a buscar algo en internet y cuando levantás la vista está oscuro afuera. La teoría asume además que esta sensación de aceleración es inevitable, y que está vinculada de manera inextricable a lo cada vez más pequeño que es un año en comparación con nuestra edad. Para un ser de un año, un año es la mitad de la vida vivida, pero para uno de cincuenta años, es solo el 2% de su vida. Esta creciente disparidad hace sentir que el tiempo se escapa cada vez más rápido.

Esa es la explicación popular que todo el mundo repite durante años (las repeticiones parecen cada vez más frecuentes con la edad). Pero es mentira. La sensación de duración de una hora, una semana o un año  cambia todo el tiempo. Por ejemplo, los cinco días que se pasan viajando en un país extranjero tienden a ser mucho más prolongados que una semana laboral regular. Una hora de lidiar con noticias trágicas puede ser tremendamente lenta, mientras que una hora de limpieza frenética de la casa antes de que les invitades lleguen se escurre como el agua de la bañera.

Nuestra percepción del tiempo es psicológica y subjetiva. Sigue siendo cierto que el tiempo parece pasar mucho más rápido en la edad adulta que en la infancia, y eso parece bastante universal. Cuando yo era pequeño, los viajes en automóvil de noventa minutos me parecían insoportablemente largos. Recuerdo que de niño una vez un amigo me propuso hacer un test de inteligencia que duraba 45 minutos. Pese a que siempre me encantaron, me pareció una eternidad y le dije que no lo haría. Mucho tiempo perdido para no jugar. Del mismo modo, la distancia entre los cumpleaños era un océano de tiempo.

Entonces, ¿qué causa esta diferencia y por qué tanta gente siente que el tiempo se está acelerando gradualmente? 

Las décadas de los primeros años

A medida que nos convertimos en adultes, tendemos a asumir más compromisos relacionados con el tiempo. Necesitamos trabajar, mantener un hogar y cumplir con las obligaciones de los demás. Les niñes generalmente no tienen compromisos de tiempo, o si lo hacen, no necesitan pensar mucho en ellos; alguien le dice cuándo es el momento de estudiar, o de ir al club. Debido a que estos compromisos son tan importantes, la vida adulta se caracteriza por pensamientos y preocupaciones continuos sobre el tiempo. Para nosotros, el tiempo siempre es limitado y escaso, mientras que para les niñes, que están ocupados experimentando la vida, es sobre todo una abstracción.

Nuestros primeros años también parecen más largos porque contienen muchas primeras experiencias: la primera tormenta, la primera vacación en la playa, el primer beso, el primer automóvil, el primer empleo, cada uno de los cuales hace que el año en el que ocurrió parezca más significativo, creando un fuerte sentido de progreso y de tiempo bien aprovechado. Comparemos esto con nuestra lamentable vida de mediana edad, pura rutina y repetición.  En la mitad de la vida, las nuevas amistades son menos frecuentes, y pocas veces se intentan cosas por primera vez. A medida que nuestra carrera y nuestra vida doméstica se estabilizan, los años se parecen cada vez más entre sí. Esto crea la sensación de que cada año ocurre menos "vida", y que hay más cosas que nunca se podrán alcanzar.

Alargando los años

Pasemos a lo normativo. ¿Qué hacer para alargar nuestra sensación del tiempo? Una es evitar operar en piloto automático. Como niñes estamos inmerses inevitablemente en la experiencia del momento presente, lo que crea días largos y vívidos, con muchos más puntos de contacto para ser recordados y apreciados. Dos formas simples de hacer esto:

1.      Hacer más actividades físicas que no se puedan hacer distraídamente: manualidades, deportes, jardinería, baile.
2.    Pasar más tiempo hablando con las personas con las que se disfruta.

Un año dedicado a centrarse en cosas que no puede hacer distraídamente es un año largo y memorable que no puede pasar inadvertido. Solo cuando estamos preocupados por el futuro o recordando el pasado, la vida parece demasiado corta, demasiado rápida, demasiado fuera de control. Cuando la atención se invierte en la experiencia del momento presente, siempre hay suficiente tiempo.


* Post traducido, resumido y adornado a partir de otro escrito acá.

domingo, 21 de octubre de 2018

SOKAL, CON ESTEROIDES




Perdón por la obsesión, pero hay novedades importantes sobre las joditas tipo Sokal. Para quienes no sepan de qué estamos hablando, te resumo la joda original acá

Hace no mucho, un par de investigadores revivieron el asunto con un nuevo intento relacionado con los estudios de género. El tema lo contamos aquí, y si miran el update verán que algún crítico comentaba que el intento no había sido del todo efectivo porque el artículo trucho se había enviado a un journal no muy prestigioso. Tenía razón. Los propios autores reconocieron que el estándar de esta publicación era bajo... y decidieron redoblar la apuesta.

Así fue que Helen Pluckrose, James Lindsay y Peter Boghossian escribieron 20 papers con distintas características (pero ninguno en serio) sobre "estudios culturales", "estudios identitarios" o de "teoría crítica", y los mandaron a los mejores journals de cada campo. Siete fueron aceptados, de los cuales 4 ya estaban disponibles online. Otros siete estaban siendo evaluados, un par estaban siendo revisados, y otros 4 debían ser corregidos (los autores debieron detener la joda cuando un tuitero los descubrió). Los detalles completos están aquí.

Los artículos tratan temas insólitos. Uno dice que la homofobia masculina proviene en parte de que los hombres no usan juguetes sexuales para autopenetrarse. Otro habla sobre solidaridad feminista y transcribe, con palabras sofisticadas en el medio, párrafos enteros de Mi Lucha, de Adolf Hitler. Y otro propone encadenar a los alumnos pertenecientes a elites opresoras para que sientan en carne propia su opresión implícita hacia los demás. Y otra cosa que hicieron fue mandar un paper trucho criticando el caso Sokal, que también envió un paper trucho. Autoinmunización, que le dicen.

No sé bien cómo va a seguir esta discusión. Solo quiero remarcar dos cosas. Una es que los objetivos de muchos de estos teóricos raros suele ser bien intencionada. La otra es que si en nombre de ellos se sigue aceptando cualquier cosa, esos objetivos sufren. Y como cuestión académica general, aceptar trabajos que coinciden con los prejuicios del journal de que se trate, en cualquier campo del conocimiento, no es positivo. Por nuestra parte, estamos esperando un buen Sokalazo en la disciplina económica. A ver quién se prende!












lunes, 15 de octubre de 2018

¿CAPITALISMO SOCIALISTA?


Ayer se publicó una nota en La Nación sobre la idea de mercados extremos. El espacio disponible creo que alcanzó para transmitir la idea principal, pero hay dos cosas más que me gustaría marcar sobre este tema. 

Una es que el libro de Weyl y Posner no solo refiere a la economía, sino también a la política. Una de sus ideas consiste en la votación cuadrática, según la cual los ciudadanos reciben un presupuesto de "créditos de voto" cada año y pueden asignar más de uno a temas con los que sienten fuertemente identificados. Si hay cuestiones que te parecen vitales, entonces gastá tu voto en ellas. Nuestro crédito bloguero de Stumbling and Mumbling comenta sobre este punto.


La otra cuestión a remarcar es que la propuesta de Harberger / Weyl y Posner, pone en duda la relación entre los derechos de propiedad absolutos y la eficiencia. Uno podría defender absolutamente la propiedad personal bajo criterios morales (naturalmente sujetos a subjetividades), pero no bajo la lógica de la eficiencia (un criterio bastante más objetivo), que mejoraría bajo el sistema que propone el libro Radical Markets. Como suele decir un compañero de trabajo libertario, el socialismo es una variante del neoliberalismo. En esta propuesta esa definición podría cobrar algún sentido.

Radical Markets pone de cabeza a las ideas que asocian livianamente a los mercados con la desigualdad y la concentración, lo que seguramente sea suficiente para que sus autores se peleen con una buena parte del arco ideológico en economía. En buena hora.


sábado, 6 de octubre de 2018

COMO HACER UNA VERDADERA RESEÑA

Me gusta mucho hacer reseñas de libros, y creo que es de las cosas que mejor sé hacer (quizás la única). Acá en el blog le hemos dedicado algunas líneas a Thaler, a Pinker, a Tirole, Campanario 1, Campanario 2, y a Rodrik. También nos animamos con una serie sobre Einstein, y con la película El Francotirador.

Pero a fuerza de ser sincero, las reseñas hablan tanto del reseñado como del reseñador. Quiero decir, el reseñador difícilmente vaya a escribir algo para describir lo que está en el libro y nada más, sino que quiere ser protagonista. Quiere ser reconocido, sentirse un poco como el autor, o al menos a su altura, durante el rato que dura la lectura.

Esto, por supuesto, no es del todo correcto. Una revisión es una revisión y no una oportunidad para lucirse uno, un vicio que cada vez se extiende más en las críticas. Afortunadamente, todavía hay gente honesta en el mundo, y uno de ellos es Paul Christiano, un cristiano que desarrolló aquí una técnica para hacer una reseña lo más objetiva posible. Por supuesto, Paul se refiere a libros con hipótesis teóricas y conceptuales, no a ficciones.

Paul comienza tomando 10 pasajes aleatorios de un libro (su reseña es del maravilloso libro The Elephant in the Brain) con la siguiente metodología. 

1. Se elije una línea aleatoriamente de la edición electrónica y comienza a leer desde el principio del párrafo. Cita la siguiente oración completa. Opcionalmente, agrega la oración anterior y algunas de las siguientes oraciones, hasta obtener una parte que represente una afirmación coherente. 

2. Si encontramos una afirmación interesante que podría ser verdadera o falsa, damos una opinión sobre qué tan bien justificada está esa afirmación. 

3. Se repite el proceso hasta obtener 10 afirmaciones evaluables.

4. Se evalúan todas las afirmaciones.

Según Paul, la estrategia le dio resultado. Encontró frases pasibles de análisis (si no se encontraran, eso hablaría mal del libro), razonadas y verificables. Cree que un análisis más cuidadoso a menudo llegaría a conclusiones diferentes y precisas, pero dejaría intacto el panorama general del libro.

Algunos dirán que esta estrategia es muy aburrida y que el público quiere leer una reseña entretenida. Bueno, depende. En el caso de un libro con hipótesis lo primero que queremos saber es si es trucho o no. Lo ideal, por supuesto, sería que el review tenga las dos cosas, pero hay que tener en cuenta que el análisis no puede faltar, mientras que es resto es postre.