martes, 29 de octubre de 2019

OTRA DE PINKER


A esta altura creo que muchos lectores han detectado mi debilidad por el psicólogo canadiense. Más allá de algunos ribetes, cada vez que lo leo aprendo mucho.

Esta vez, Pinker publicó una pieza que me pareció un lujo, y la quería compartir con ustedes. Se llama "Por qué no estamos viviendo en una era de la posverdad: una defensa (innecesaria) de la razón y una defensa (necesaria) del rol de las universidades para promoverla". Está aquí.

Recomiendo leer la nota completa, pero si te cuesta el inglés te hago un breve resumen.

Pinker larga con la necesidad lógica de defender la razón (por eso es "innecesaria"). Si me querés convencer que la razón no sirve, esa persona querrá tener razón. Se ve clarita la contradicción. Usa la misma contradicción para preguntarse si vivimos en una sociedad de posverdad. ¿Cómo le creeríamos a alguien que afirma que todos mienten?

Después lista las razones por las cuales hoy tenemos más instrumentos que nunca para evaluar afirmaciones. Es verdad que hay aseveraciones de todo tipo, pero también tenemos, si queremos, varias herramientas para evaluarlas, algunas institucionalizadas como Wikipedia o el Chequeado local.

Pinker reconoce, sin embargo, que hay una inequidad de la racionalidad. Algunos tienen el privilegio de acceder a ella, otros no. Y aquí es donde enfatiza el rol clave de las universidades en promover esa razón. Recordemos que en los últimos años las universidades de elite de EEUU se han vuelto un poco sensibles e intolerantes con algunos profesores e invitados, por considerarlos inadecuados para exponer sus ideas si son contrarias al ideario de la corrección política. 

Pinker explica que los privilegios de estas instituciones les da la máxima responsabilidad para cuidar la razón, y por lo tanto no pueden darse el lujo de imponer la ideología sobre ella.

Por supuesto, este es el resumen de la idea. El texto está repleto de frase brillantes, referencias ineludibles y expresiones para repetir en las fiestas. Enjoy.



domingo, 20 de octubre de 2019

COMODINES (Reseña de la película Joker)


Después de muchísimos años, una película volvió a generarme alta sensación. En mi adolescencia había sido La Naranja Mecánica, y ahora fue Joker. Ambos films me inyectaron una dosis perfectamente mezclada de risa y angustia, de justicia y de injusticia, de rechazo y aceptación. Creo que se trata de un buen resumen de lo que debería provocar una película especial en el público.

Joker es, primero, un desafío a los nervios del espectador. La tensión no lo deja en paz un minuto y lo obliga a estar atento a cada movimiento y cada gesto del protagonista y sus pistas. 

Joker es, segundo, un repiqueteo permanente sobre la ética humana, una propuesta tras otra para reflexionar sobre la relatividad del bien y del mal, y una invitación sistemática al que mira a querer ser el malo de la película.

Joker es, tercero, una burla explícita al que se sentó en la butaca esperar una batalla de acción entre buenos y malos, entre Batman y el Guasón, entre la policía y Phoenix. Una demostración más acerca de los límites de las peleas marciales, las persecuciones y los tiros para configurar una película trascendente.

Joker es, finalmente, una vuelta de tuerca fantástica sobre el origen de Batman, el niño rico y conflictuado, y el Guasón, el perdedor emergente de una ciudad que representa en toda su dimensión las crecientes inequidades que elevan conflictos en distintas partes del mundo.

No esperen más. 

domingo, 13 de octubre de 2019

ESCAPADA CONDUCTUAL A USHUAIA PARTE II


Si el paro de pilotos le puso tensión a la ida, el rayo que impactó el sábado en Aeroparque sobre el Instrument System Landing Monitor (IS-LM) nos dejó en desequilibrio y a punto de no poder regresar. 

Mientras, durante la semana en Ushuaia siguieron sin cesar las tormentas de nieve y el paisaje se tornó blanco (no me pidan detalles, solo distingo un tipo de ellos), como si estuviéramos en pleno invierno. 

En un breve interludio en que la nieve cedió, fuimos a navegar por el Beagle. El viaje que famosamente hizo Darwin, pero con calefacción y alfajores incluidos. Luego de visitar minúsculas islas rocosas donde se concentraban ineficientemente unos cuantos lobos marinos, llegamos a un faro, prototipo del bien público. El faro en cuestión no es el del Fin del Mundo, aquel que inspirara a Julio Verne (lo aclararon en la explicación, no nos mintieron), sino uno más cercano. El verdadero es el de la foto, que es una versión moderna de lo que alguna vez funcionó en la Isla de los Estados. Por suerte en esa época había homos que no eran del todo economicus.

Estuve charlando bastante con la gente de allá sobre la Universidad en Tierra del Fuego, y sobre la carrera de economía. Mi impresión luego de visitar varias casas de estudios en varias provincias es que estos proyectos educativos son inviablemente necesarios. 

Aclaro el concepto, si podemos llamarlo así. Hay decisiones de inversión de largo plazo que, bajo cualquier medida, no dan positivo. Y sin embargo, si no existieran nunca nada cambiaría. Si hubiéramos calculado el VAN o la TIR del proyecto del primer emprendedor de la edad media que se la jugó por la revolución industrial, hubiera dado que no valía la pena. Y sin embargo, aquí estamos todos bien calefaccionados y comiendo alfajores gracias a estos arriesgados empresarios. Los emprendedores sociales son aun mucho más importantes, porque son los que cuando alguien se la juega por la máquina a vapor, te hacen las vías para el tren que vas a inventar con ella. 

Pero si esto es así, ¿cómo distinguimos los proyectos faraónicos y desgastantes de los que valen la pena? Simplemente no es posible. Habrá que probar, errar, y volver a probar. Siempre hay algún criterio razonable que detiene los absurdos. Los que quieren hacer un subte en Ushuaia no tendrán consenso ni financiamiento, así que es difícil que prosperen. Pero las universidades descentralizadas no tienen nada de absurdo, todo lo contrario. Y ninguna región del mundo quebró por intentarlo.






jueves, 10 de octubre de 2019

ESCAPADA CONDUCTUAL A USHUAIA PARTE I


Tuve el enorme gusto de ser invitado por Silvina Romano de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego a presentar Economía al Diván, y también a dar un par de charlas sobre Behavioral y Macro. El destino era Ushuaia, lugar en el que nunca había estado (como la mayor parte del mundo, excepto Buenos Aires y mi club de ping pong). 

Antes de partir, una nota behavioral sobre las preferencias. Yo estaba moderadamente entusiasmado por el viaje, hasta que ocurrió el anuncio de paro para el fin de semana de AA. Mi vuelo era el sábado. Empecé a sembrar angustia y el viernes a la noche exploté de alegría al enterarme que se suspendía. Nada había cambiado, pero mis preferencias sí se habían modificado (ya sé, ya sé, viaje Ushuaia con amenaza de paro en el medio es un servicio distinto que Ushuaia sin ella... en fin, los no mainstream me entienden).

El domingo fue un día muy especial, porque empezó a nevar como si fuera el fin del mundo (una figura más que apropiada para la ciudad). Nieve en octubre no es algo que el cambio climático prediga últimamente, así que me dijeron que estaba de suerte. Para los locales, con la nieve operan los rendimientos marginales decrecientes, y todo indica que después de varios inviernos no le encuentran demasiada gracia. Pero para mí fue una emoción infantil que disfruté saliendo a caminar bajo la tormenta.

El primer destino turístico fue el Almacén de Ramos Generales, que conserva el formato de uno de los primeros negocios del lugar, y también un conjunto de enseres de la época. Un verdadero museo. Los precios, eso sí, ya ajustaron al tipo de cambio, como corresponde (?).

Al día siguiente visité el penal de Ushuaia (fue penal, aun sin VAR). El guía tenía un estilo entre solemne y policíaco que me resultó simpático, y la excursión no tenía nada de relleno: hay muchas y muy buenas historias para contar acerca de este monumento a la maldad humana.

Esto continúa, pero ya los voy invitando a que visiten esta maravillosa e improbable ciudad. Hay mucho para recorrer y hacer, así que si como yo vos sos team invierno, rajá del verano CABA que por acá abajo rara vez se tocan los 15 grados.