sábado, 31 de diciembre de 2016

46 y 52

No, el título no refiere a una esquina para encontrarse en la ciudad de La Plata, ni tampoco a una versión adulta de un tema de Fito Páez. 

Es que en 2016 tuvimos 46 programas de Dos Tipos de Cambio. Y este es el post 52, uno por semana, de nuestro blog. Un orgullo en sí mismo, pero como es fin de año y tiempo de balances, van algunas estadísticas sobre el programa y el blog.

Programa de radio: estadísticas vitales

  • El promedio de color de la gente que escuchó el programa es marroncito claro.
  • El promedio de género de los invitados que asistieron al programa no fue enteramente masculino, ni enteramente femenino.
  • La correlación entre gente que escuchó nuestro programa por radio alguna vez, y que además tiene acceso a la radio es 0.99
  • La cantidad de grados que se necesitan para llegar a Dos Tipos de Cambio es mucho mayor que la necesaria para llegar Kevin Bacon.
  • Todos los programas fueron emitidos sin improvisaciones ni preparación alguna.

Blog: estadísticas mortales

  • La cantidad de posts publicados fue de 52
  • La cantidad de posts publicados superó los 50
  • No ha sido demostrado que aquellos que no publicaron comentarios sepan leer o escribir, o ambos.
  • El espacio no utilizado por este blog, sus posts y sus comentarios en la web es enorme.
  • El comentario más repetido en el blog es "he leído un post maravilloso, pero no ha sido este".
Queremos aprovechar también para agradecer a todos los que se interesaron por la economía durante este año, y creyeron que los economistas y los que hablaron de economía en general, tenían algo para aportarles. Que la inocencia les valga y feliz año para todos!

Gerardo y Pablo,
Dos Tipos de Cambio






viernes, 16 de diciembre de 2016

ECONOMISTAS Y EL CLIMA (NO EL DE INVERSIÓN)



Bueno, muchachas y muchachos, se viene el cambio climático, el derretimiento de los polos, las inundaciones y todo eso. Mientras esto ocurre, el amigo Trump acusa insólitamente a China, uno de los mayores emisores de dióxido de carbono del mundo, de inventar lo del calentamiento global para perjudicar a Estados Unidos.

Pero por suerte estamos los economistas para salvar al mundo. Somos, podría decirse, los Noé de la próxima inundación, los que tenemos en nuestros modelos la solución óptima para problemas como estos. Más en serio... ¿qué análisis y recomendaciones hemos estado haciendo los economistas respecto del cambio climático? 

Esto decimos

Este post toma ventaja (básicamente nuestra estrategia en este blog, afanarle a otros), de dos artículos muy interesantes sobre el tema. Uno es el de David Roberts, y el otro del inefable Noah Smith. Si consideran que es más ético leer esos artículos que este resumen, traten de ser un poco menos éticos al menos por cinco minutos más y sigan leyendo.

En general, la posición de los economistas sobre el calentamiento global, sumando especialistas y no especialistas del tema, tiende a ser razonable. El 90% de ellos considera que si no se hace nada habrá problemas serios o muy serios. Algo más de la mitad de ese total considera que las acciones que se deben tomar son inmediatas. Respecto de si el cambio climático tiene o tendrá un efecto negativo en la economía global, el 40% dice que ya está sucediendo, el 20% que esto sucederá desde 2025 y el 25% desde 2050 en adelante. Finalmente, el 80% cree que el calentamiento tendrá un impacto negativo de largo plazo sobre la economía global.

En otras palabras, los economistas no estamos tan locos ni tan locas. Entendemos el riesgo y, en buena parte, coincidimos con la enorme mayoría de los científicos sobre los riesgos involucrados.

Esto hacemos

¿Pero qué pasa con las contribuciones académicas de la economía para diagnosticar y solucionar el cambio climático? Los que se dedican a esto full time son un grupito bastante pequeño, aunque algunos economistas importantes se han preocupado por hacer algunas contribuciones eventuales. 

En el año 2011, el Instituto Ambiental de Estocolmo publicó un informe donde retó a los economistas por no seguir el ritmo en el análisis de otros avances científicos en otras áreas sobre el tema. No suelo quotear, pero acá vale la pena (traducción propia):

"Lamentablemente, la economía del clima tiende a quedarse atrás de otras ciencias del clima (...). El análisis rara vez retrata los avances más recientes en la ciencia del clima; e incluso incorpora a menudo representaciones simplificadas del conocimiento científico anacrónicas por años, y a veces por décadas. Más aun, la economía del clima a menudo ha sido un obstáculo por la adopción acrítica del marco tradicional de costo-beneficio, minimizando e ignorando los profundos problemas teóricos que plantean la incertidumbre, los impactos intergeneracionales y el cambio tecnológico de largo plazo."

Si una institución sueca me llega a hablar así sobre lo que yo hago, me dedico a otra cosa. Noah Smith dice que este es un antecedente demasiado peligroso como para confiar en el futuro en las recomendaciones de los economistas respecto de este tema. Y Noah de inundaciones sabe...

Un economista muy destacado llamado Robert Pindyck, escribió recientemente un paper donde critica duramente las técnicas utilizadas por los economistas para estudiar el cambio climático. Dice que estos modelos producen una percepción de precisión y conocimiento que es totalmente ilusoria, y que puede inducir a errores graves de política. Pindyck prefiere un enfoque más transparente y simple para analizar el tema.

Esto proponemos

Hay dos temas específicos donde los economistas han sido escuchados respecto del calentamiento. Uno es la propuesta de gravar con un impuesto al carbón a los que polucionan, en función del costo social de esa polución. Si bien hay consenso sobre la efectividad de la medida (yo no estoy para nada seguro), hay desacuerdos sobre el monto óptimo, que algunos sitúan en 37 dólares (me asusta un poco la precisión). El 20% dice que el valor es razonable, el 50% cree firmemente que es más que eso, y el 10% que es menos.

El otro punto donde se consulta a los economistas es respecto de la "tasa de descuento", es decir, el cálculo de cuánto queremos crecer (y polucionar) nosotros versus cuánto le dejamos de crecimiento y polución a las futuras generaciones. Aquí el desacuerdo sobre cómo encarar este cálculo es total. Algunos dicen que hay que usar una tasa de descuento que incluya "parámetros éticos", otros que esos parámetros estén pero que vayan desapareciendo con el tiempo, otros que hay que usar tasas de mercado constantes, y otros tasas de mercado decrecientes. En suma, no hay consenso sobre cómo descontar ni sobre cuánto es el descuento. 

Esto haremos: nadaremos

Yo sé que algunos colegas se van a enojar por lo que voy a decir, pero tengo la triste impresión de que el problema del cambio climático es demasiado importante como para dejar las decisiones más importantes en manos de los economistas. 

La economía está llena de modelos complejísimos con resultados contraintuitivos, de teorías falsadas una y otra vez, y de una confianza exagerada sobre la capacidad de algunos mecanismos automáticos para resolver problemas. Estos modelos y teorías pueden ser terreno fértil para comprender algunos fenómenos puntuales, pero extenderlos a temas que comprometan la supervivencia de la especie involucra un riesgo demasiado alto.

Yo diría que los economistas nos quedemos en casita, prendamos el aire, y sigamos sacando derivadas. Y que los que más saben nos ayuden a bajar la temperatura.







viernes, 9 de diciembre de 2016

PELIGRO, TUITER SUELTO!

Resultado de imagen para TWITTER PELIGRO

Peligro de Tuit

Quedé bastante impresionado por un post del prolífico Noah Smith, uno de los economistas blogueros más reflexivos. El tipo plantea que tuiter puede ser una distopía, es decir, lo opuesto de una utopía. Este sería un tipo particular de distopía, una distopía tecnológica. Todo parece indicar que el post se origina por los exabruptos del mismísimo Trump, que cada vez que tuitea provoca un bolonqui mundial.  

Puesto en términos económicos: tuiter nos puede llevar a un "mal equilibrio", porque si bien cada persona puede estar mejor usando la red, el sistema puede producir poderosas externalidades negativas que contrapesen los beneficios individuales. 

Noah propone cuatro mecanismos por los cuales el neto puede ser negativo (ver detalles en la nota):

1. 140 caracteres. En poco espacio, para ser escuchado uno tiene que escribir duro.
2. No todos los que leen un retuit comentado leen una respuesta del tuit original.
3. Cualquiera puede comentar. En FB no pasa, solo pueden comentar los amigos aprobados.
4. Anonimato. No hay filtro reputacional.

De manera interesante, Noah sugiere que tuiter contribuyó a la reciente apertura de una "grieta" ideológica en EEUU.

La defensa descansa?

Como usuario de tuiter con cierta actividad, varias veces me he planteado estas cuestiones, aunque nunca en términos tan amplios. 

Creo que algunos beneficios son indudables. Tuiter te ofrece compartir esa genialidad del improptu, esa frase brillante, esa pequeñez curiosa. Nadie recuerda capítulos de la literatura universal, pero todos recordamos las grandes frases que la pueblan. Tuiter anima y permite a cualquiera hacer su propia gran afirmación histórica. No se puede versear, ni repetir para convencer, ni dar largos discursos esotéricos. Hay que decir las cosas clara y directamente.

Otra ventaja que yo veo es que, si tuviéramos que poner un único adjetivo a esta red, la más representativa sería IRONIA. Y la ironía me parece un recurso lingüístico/social positivo. Agrupa a los valiosos, enoja a los dogmáticos y encierra a los agresivos. La ironía es una de los fundamentos de la empatía, y es un buen símbolo del proceso civilizatorio.

Tuiter ha permitido, además, que muchos genios tuvieran la oportunidad de ser conocidos sin necesidad de hundir una cantidad imposible de capital. Si merecés ser famoso porque sos un genio, no sirve escribir un libro, sino encontrar un mecenas. Y lo más probable es que nunca nadie sepa nada de vos, mientras otros tenemos que soportar que los Vilouta de este país gocen de popularidad y dinero.  

Es indudable que en tuiter la confrontación está a la vuelta de esquina, y que es un universo plagado de trolls, bots y otros anglicismos feuchos. Pero, al menos en la dimensión individual, uno es perfectamente capaz de elegir con quién interactuar y con quién no, y también de medir sus palabras (o sus textos) para evitar discusiones inútiles. Tuiter me enseñó que, cuando digo algo en serio, debo escribir con respeto, preferentemente en modo potencial, y en lo posible tomando en cuenta la opinión de otros. 

Larga vida al pajarito

En suma, creo que algunos males de tuiter se pueden subsanar mediante un buen criterio individual de ajuste. En cuanto a los efectos políticos, el tema me excede un poco, pero creo que la confrontación no nace de tuiter. Muchos medios, por ejemplo, se han especializado en ganar la atención del público vendiendo mercadería de muy baja calidad y alta adicción. Inevitablemente, esto rebota en las redes sociales.

Y tuiter, como el resto de las redes, en realidad permite contrarrestar los abusos de estos medios medios, porque el público está alerta a las operaciones periodísticas, a los absurdos y a las mentiras. 

No sé si hay algún estudio sobre el tema, pero para mí la tendencia de tuiter es hacia quedarse con los mejores, hacia desechar la violencia verbal y la confrontación inútil, y hacia exigir cada vez mayor calidad para conseguir rebotes.

Y si no te gustó este post, escribime a tuiter que te atiendo, gil. 







sábado, 3 de diciembre de 2016

TENGO UN GEMELO




Este es un post personal, escrito por Pablo Mira. Para los que no me conocen, yo soy éste (el de la izquierda):


La imagen puede contener: 2 personas, personas sonriendo, personas de pie

Pero el mundo te da sorpresas, sorpresas te da este mundo. Y encontré por ahí a este personaje:


Sí, soy yo con el pelo lacio, básicamente. Ahora, podría decirse que esta es una coincidencia menor, teniendo en cuenta que entre 7.000 millones de personas, encontrar un símil es lo esperable, como atestiguaba la brillante sección de los parecidos de TVR. 

Lo verdaderamente insólito es que, antes de conocer la cara de este señor, yo tenía en mi biblioteca un libro de este señor, que se llama Gad Saad. El libro se llama The Evolutionary Bases of Consumption, y lo leí para escribir algunas partes sustanciales de Economía al Diván. Y por supuesto, los que tienen el libro pueden confirmarlo mirando la bibliografía.

O sea que hay un chabón que se parece a mí y le interesan temas muy parecidos a los que me interesan a mí. Chupate esa coincidencia.