martes, 31 de mayo de 2016
LA FILOSÓFICA DEL FULBO
Hace poco Santiago Gerchunoff (SG) publicó una nota fantástica sobre el Cholo Simeone y el cholismo. Filósofo y librero, SG se concentra en atacar la visión lírica y "filosofante" del fútbol, encabezada por Menotti, Cappa y Guardiola. Creo que es la patada inicial ideal para debatir sobre las dos posiciones antágonicas del fútbol: lirismo versus resultadismo.
Antes de avanzar, una advertencia: en este debate doy por sentenciado que SG es el lírico y yo un picapiedra sin altura, así que a lo único a que aspiro es a no perder por goleada.
¿Belleza en el fútbol?
SG considera que hablar de belleza en el fútbol es pretencioso y fuera de lugar. Yo entiendo que pueda haber quienes exageren el punto, pero me resulta evidente que no nos interesan los deportes donde no haya alguna destreza o contorsión que remitan a lo artístico. En el caso del fútbol, a esto debe agregarse la demostración de virtuosismo al contrario, entendidas por los troncos como una "humillación" que merece ser vengada fuera de las reglas. Es el terco que, ante un buen argumento, acusa a quien lo esgrime de soberbio, porque eso es más cómodo que cambiar de posición.
Empíricamente, la belleza del fútbol (acompañada o no del "gaste" al contrario) ha sido una enorme fuente de felicidad. Nadie se acuerda de cómo salió el partido del caño de Riquelme a Yepes. Todos queremos ver cómo juega el 10 de un equipo. Y los compilados son de buenas jugadas (y lujos), nunca de los mejores relevos.
Ganar, ganar, ganar
El mantra del resultadismo es, desde luego, que solo importa ganar. Como algunas ideologías exitosas, tiene a su favor la simplicidad de la afirmación. Pero de nuevo, las excepciones son notorias.
Salvarse del descenso, no salir campeón y ascender igual, y clasificar para una copa son casos evidentes. Pero hay más. Infinidad de segundos serán más recordados que los propios campeones. La Naranja Mecánica es la insignia, pero también está el Huracán subcampeón de Cappa, y todos los segundos puestos de Bielsa. Hoy debemos agregar, mal que le pese a SG, las brillantes campañas del Cholo de los últimos dos años, que aun sin títulos serán recordadas por mucho tiempo.
El colmo de la contradicción del resultadismo es que, finalmente, ellos no son los que obtienen los mejores resultados. Menotti en la selección tuvo 15 puntos porcentuales más de efectividad que Bilardo (que contó con los mejores años del Diego), así que al final todo el sufrimiento y el desagrado estético fue en vano.
¿El pobre Aleti?
Y hablando del Aleti, SG anota que el Cholo aspira a ganar teniendo peores jugadores que el adversario. Pero esta "filosofía" futbolística degrada injustamente al club. El Aleti se ubica entre los 20 equipos con mayor presupuesto del mundo y jugadores que, puesto por puesto, no son tan diferentes de los mejores. Qué necesidad de jugar con pataduras para ganarle a las estrellas.
Y ni que hablar de la falsa obligación de tener que defender por contar con jugadores de menor jerarquía, falacia que destrozaron varios rabiosos equipos de Bielsa.
Fútbol y política
La relación entre estilo futbolístico y política creo que es una derivación (no fundamentada) de la discusión sobre belleza. Belleza es bueno, bondad es solidaridad, solidaridad es izquierda. Una fantochada, es cierto, pero esto es lo que parece surgir de los dichos de Menotti.
Para SG, no se puede identificar ser de izquierda (él dice "de izquierdas", porque escribe para un diario español) con un culto a un ideología que alaba el talento individual. Pero me parece que la idea central del lirismo es la virtuosidad en general, sea individual o de equipo. "Formar pequeñas sociedades", decía el Flaco. "Tocar hasta dentro de la propia área chica", establece el código del Barsa. Bilardo, en cambio, fue en el 86 el campeón de la dependencia individual, de su estrella fundamental, sin quien jamás hubiera sido tan reconocido.
El error cholista
Para mí hay un error teórico en el fútbol del Cholo. Si solo te importa ganar, tenés que maximizar las probabilidades de ganar, no jugar para igualarlas. Tener la pelota es condición necesaria para hacer un gol, pero además para minimizar los riesgos de que te vacunen.
Dividir todas las pelotas equivale a embarrar la cancha, a jugar sobre el hielo, a tirar una moneda. El problema, obviamente, es que la mitad de las veces perdés. Y eso es mucho. Tanto que el Cholo se quedó sin nada, un resultado perfectamente factible dentro de su idiosincracia futbolística.
jueves, 26 de mayo de 2016
CHARLES PONZI, REY DE LAS BURBUJAS
En otro post especulamos sobre algunas propiedades
de las burbujas especulativas, pero no te contamos sobre los personajes que
suelen aparecer en estas circunstancias. Cuando la burbuja se cae, o hay crisis,
la mayoría se queja de los banqueros, los gobiernos y los estafadores. Muchas
veces incluso se culpa del lío al
propio sistema capitalista .
Pero a no confundirse, es
cierto que las burbujas especulativas estimulan la aparición de estafas de alta
gama. Pero éstos representan en realidad la expresión extrema de la conducta
generalizada de todos los que participamos de la burbuja, que podemos ser
muchos. Y si bien no todos ganamos la misma guita especulando, una burbuja no
se debe a la mala leche de unos pocos, sino a la ambición de varios al mismo
tiempo.
Igual, no
quiero aquí ponerme a repartir culpas, sino a contarles la particular historia
de Charles Ponzi,
el estafador más querido de la historia. Los dorados años veinte vieron
nacer en los Estados Unidos a este inmigrante italiano que desembarcó sin un
solo dólar en el bolsillo y logró convencer a media ciudad de Boston de que si
le prestaban su dinero se los duplicaría en apenas tres meses. Presuntamente,
Ponzi necesitaba capital para financiar un negocio que aprovecharía diferencias
cambiarias en los cupones postales internacionales, que no estaban del todo
arbitrados.
Ponzi no
ganó un solo dólar con su negocio, pero increíblemente igual cumplió su promesa
de pagar tremenda tasa de retorno. O no tan increíblemente, porque su verdadero
negocio era pagar a los primeros inversores con la plata de los nuevos. La
confianza de los primeros ganadores fortaleció la de aquellos que vendrían
después y en un par de meses Ponzi manejaba una fortuna de 15 millones de
dólares (de aquella época!), aunque claro... a los tres meses debía devolver el
doble.
A las
pocas semanas de iniciada esta historia, la policía descubrió el fraude y Ponzi
acabó en la cárcel. Casi cien años después, Bernard Madoff usó exactamente la
misma estrategia, pero en otra escala: estafó a miles de personas por 50.000
millones de dólares y también acabó preso. La pregunta para vos, economista:
¿cómo es que se puede engañar a tanta gente al mismo tiempo? Van algunos tips:
Lo que
seguro necesitás, para empezar, es cierto atractivo. Si querés que confíen en
vos deberías lucir seguro y simpático, vestir bien, y ser lo más amables
posible. Debés usar la jerga financiera justa, sin mostrarte ignorante pero
tampoco abusando demasiado de ella, para no espantar inversores con negocios
que parezcan demasiado complicados, y por lo tanto poco factibles.
Tampoco
es necesario convencer a todo el mundo. Estos encantadores financistas logran
construir sus castillos en el aire no a partir de un convencimiento
generalizado, sino persuadiendo a unos pocos ingenuos que se arriesgan a
ingresar y ser los primeros. A ellos, por supuesto, les va muy bien (si salen a
tiempo, son los verdaderos ganadores de la burbuja). Alcanzado el mínimo
crítico de socios, otros se sentirán estúpidos de no participar de un negocio
tan rentable. Pronto se acoplan los más ricos e incluso los más pobres,
arriesgando lo poco que tienen. A Ponzi hasta los niños le rogaban que tomara
sus pocos dólares como inversión.
En medio
de la burbuja, se producen situaciones que rozan el ridículo: el Ponzi o Madoff
de turno comienza a convertirse en una persona poderosa, no solo por su dinero
sino por su poder mágico de multiplicarlo. Ante una eventual mala noticia, los
inversores no necesariamente corren a buscar su dinero y a veces incluso intentan
defender a su héroe públicamente. Ponzi perdió credibilidad solo al ser detenido,
pero durante los meses en los que fue investigado por las autoridades, las
inversiones no eran retiradas y el público abucheaba cada intervención de la
policía contra él.
Esta
reacción es entendible desde la racionalidad: si un inversor se da cuenta de
que su capital forma parte de una burbuja que solo se sostiene con la confianza
del resto, querrá evitar que explote. Por eso, un aportante que sabe
positivamente que el esquema no tiene fundamento tiene pocos incentivos para
salir a gritarlo. Demás está decir que este equilibrio es delicado, porque en
algún momento cierta masa crítica de inversores desconfiados disparará una
corrida y acabará con todo. Pero también vale la defensa a nivel
emocional. Ponzi era un entrepreneur exitoso que prometía mucho más que los
avaros y ricos banqueros. Se conectaba con la gente y la trataba personalmente,
no a través de un frío vidrio.
Una
característica interesante de estos esquemas (que se llaman, justamente,
"esquemas ponzi") es que, pese a repetirse una y otra vez sin
demasiados cambios, siguen funcionando. ¿Es este un caso similar al del chiste
viejo que hace reír porque, pese a tratarse de la misma broma, el público se
renueva? No exactamente. Si bien siempre hay incautos, los esquemas Ponzi son
más que conocidos por el público. Pero la avaricia de la gente puede más. Pese
a que la teoría económica se ha edificado a partir del supuesto de que los
individuos no pueden tropezar dos veces con la misma piedra, la naturaleza
humana no es esa: cada nueva ola de optimismo viene acompañada de su “esta vez
es diferente”, y la piedra nos hace tropezar una y otra vez.
La
solución integral a estas estafas, tal como sucede con otros dilemas sociales,
seguramente no exista. Una vez comenzado el fraude es difícil detectar al
responsable, porque sus inversores pasan de engañados a virtuales socios. Por
ende, no es esperable que una mayor información a disposición del público sobre
los riesgos involucrados evite la aparición de nuevas estafas. No debemos
esperar que un sistema financiero liberado funcione eficazmente con solo dotar
de mayor información al público. Los carteles que avisan en los paquetes de
cigarrillos que “fumar es perjudicial para la salud” quizás hayan ayudado a
disminuir parcialmente el vicio, pero en el caso de los esquemas Ponzi el
problema es más grave, porque lo prometido no es un rato de placer mientras
tomamos un café, sino la salvación económica para toda la vida.
miércoles, 18 de mayo de 2016
UN PASEO NO ALEATORIO POR MIS BLOGS PREFERIDOS
Los blogs, como casi todo, están pasando de moda. Comenzando por este, por supuesto. Pero desde Dos Tipos de Cambio queremos ejercer esa rebeldía inútil, y sobre todo estimular una costumbre que nos parece muy sana: leer más blogs que diarios. En esta breve nota les cuento mis preferencias blogueras, justificando claramente mi respuesta. Lo que sí, mis preferencias no son completas, ignoro mucho de lo bueno que debe haber por ahí. Avisen. (Una última aclaración, no siempre distingo blogs de sitios. No veo la diferencia.)
Blogs de ciencia
Empecemos por lo obvio, que es Scientific American, que no tiene un blog sino una colección de blogs. Lo bueno es que no suelen mandar fruta, lo malo que la ciencia posta es más aburrida que el boludeo. Los blogs de Science confirman esto con creces.
En Wait but why te regalan curiosidades muy interesantes en formatos piolas. El blog Why Evolution is True, de Jerry Coyne, combina ciencia, ateísmo, escepticismo y filosofía de la ciencia en dosis muy acertadas. Un sitio que me agrada mucho es Edge, que incluye entrevistas a grandes personalidades de la ciencia, con videos y todo, tratando de ser lo más divulgativo posible.
Los blogs de ciencia con onda hallan su máxima expresión en El Gato y la Caja, orgullo local, donde te tratan de "viejita" y endemientras te tiran ciencia a lo loco.
Blogs de economía (internacionales)
Acá sobran los blogs aburridísimos y los berretas. Pero hay los que no cumplen con ninguna de las dos condiciones. Tyler Cowen es bastante mainstream (el blog se llama Revolución Marginalista), y tiene un blog muy completo y al día con todos los temas. Noah Smith tiene un blog muy famoso donde dispara discusiones que rebotan mucho. Más abierto que don Cowen, para mí.
Si te gusta el análisis teórico, el blog de David Glasner es una buena opción. La divulgación teórica reciente aparece casi toda en Voxeu. El IGM Forum tiene la gracia de preguntarle a muchos economistas famosos sobre temas concretos, para ver qué opina la profesión. Muy útil.
Después están los blogs de economía con capacidades diferentes, tipo Freakonomics, Evonomics o Dan Ariely. Todo geniales.
Mi blog favorito de economía es Stumbling and Mumbling, de Chris Dillow que dice ser "un extremista, no un fanático". El tipo combina economía, ciencia y behavioral para analizar los temas con un pensamiento crítico y una amplitud que asombran.
Blogs de economía (locales)
Bueno, acá se arma... La mayoría de los blogs son conocidos. Muchos siguen la coyuntura, o publican opiniones y debates. Eso está bien, suma, pero no hay mucho que sea demasiado original. Otros, que prometían, se dejaron de actualizar. Creo que el que mejor entendió el juego es Lucas Llach, pero en lugar de seguir en lo que sabe se dedicó a la política monetaria :).
Cosas raras
Para los que tengan ganas de leer cosas interesantes NCP (no clasificadas en otra parte), pueden recalar en Alldaily, donde recopilan notas de todos los colores. También está Quora, donde encontrarás las preguntas más insólitas y sus respectivas respuestas, también locas. Del grupo de ateos relevantes, siempre es estimulante leer a Sam Harris, que te patea el cerebro seguido. Y si te interesa un club de lectura de historia universal, date una vuelta por acá.
Si hiciste el paseo con nosotros, habrás llegado a la misma conclusión: nada como este blog.
martes, 10 de mayo de 2016
BURBUJAS ESPECULATIVAS: THE ISSUES
Un nóbel para todos y todos
Insólitamente, en 2013 la academia
premió con un nóbel a dos economistas con visiones exactamente opuestas sobre
el rol del sistema financiero. O no tan insólitamente, porque esto ya ocurrió
en 1974, cuando galardonaron a Gunnar Myrdal (a favor de la planificación) y a
Friedrick Hayek (en contra). Ahora el premio lo ganaron Eugene Fama, que
defiende la eficiencia del sistema financiero por sobre sus riesgos, y Robert
Shiller, que pondera riesgos sobre ganancias. No voy a teorízar aquí sobre la
psicosis de los evaluadores, pero sí quiero explicar, para aquellos que no
estén en tema, las ideas en pugna.
Burbujas Especulativas y la hipótesis
de los mercados eficientes (HME)
Las diferencias entre Fama y Shiller
son varias, pero la más importante es que el segundo asegura que las burbujas
especulativas existen y son peligrosas, mientras que Fama ni siquiera acepta el
concepto de burbuja. Dado que es muy fácil entender la posición de Shiller,
detallemos un poco la de Fama.
Para este hombre, los precios de los
activos (sean acciones, contratos sobre commodities
o inmuebles) siempre reflejan la información disponible, y por lo tanto son
precios de equilibrio. Nadie que sepa que una acción debe valer más (porque la
empresa tiene buenas perspectivas) va a dejar de comprarla, y por lo tanto el
precio debe aumentar rápidamente y alcanzar el equilibrio. Esta es, en dos
palabras, la hipótesis de los mercados eficientes.
Esta teoría se basa en dos conceptos de
racionalidad, uno individual y el otro colectivo. La racionalidad individual
deviene de la capacidad de los agentes de estar informados y de usarla para calcular
eficazmente el precio del activo. La racionalidad colectiva necesita que todos
estén seguros de que todos actuarán racionalmente. Las dos son difíciles de
cumplir, pero la segunda lo es mucho más. Si un inversor importante se equivoca
y compra un activo inflando su precio artificialmente, no pasa nada mientras
los otros sigan siendo racionales. Pero si el resto considera que las
decisiones de ese inversor fueron racionales, esto puede confundir al resto y,
eventualmente, generar una burbuja.
Críticas a la HME
La teoría de Fama no predice burbujas.
Pero que las hay, las hay. Todos hemos visto una, y si bien no las podemos
definir con precisión, si tiene cuatro patas, hocico, cola, y ladra... En
general el principio es que si algo sube mucho y muy rápido, tiene buenas
probabilidades de caer bruscamente después. Fama insiste en que para hablar de
burbujas uno debe tener un modelo de cómo se comporta la gente, y luego
comparar este modelo con la dinámica de precios del mercado. Por supuesto,
muchos teóricos (incluyendo a Shiller) hicieron esto y demostraron que había
burbujas. Pero esto no es todo. Muchos experimentos de laboratorio demuestran
que los participantes, aun conociendo el valor “fundamental” del activo,
producen burbujas especulativas, con el mismo formato que observamos en la
realidad.
Como dijimos, un supuesto de la HME es
la plena racionalidad individual. Pero como dijo Thaler, no somos Homo Economicus
sino Homo Sapiens. Hay cientos de sesgos, pero los que importan para las
finanzas son la excesiva confianza (el 80% de los conductores considera que maneja
mejor que la mediana), y los sesgos de opinión (creemos que estamos más en lo
cierto de lo que en realidad estamos). También joroban las limitaciones para
calcular probabilidades (hay menos probabilidades de morir mordido por un tiburón
que aplastado por partes de avión que caen del cielo, pero lo primero nos
asusta mucho más). También nos afecta el sesgo de disponibilidad: nos gustan
más las acciones con más prensa.
Además, los mercados no arbitran. Las colas
de supermercados sí arbitran (¿vieron que son todas iguales?), pero los
mercados financieros no siempre. Para ganar con el arbitraje hay que comprar
cuando todos venden, y por lo tanto hay que bancar la parada mucho tiempo (¿cuando
va a rebotar esta maldita acción?). Keynes dijo famosamente que la brecha de
arbitraje puede mantenerse más tiempo del que podemos financiar.
La racionalidad colectiva (o expectativas
racionales) también tiene problemas teóricos y prácticos. Preguntémosnos por un
instante por qué un individuo A le compre una acción que cotiza en bolsa a otro
B. Una razón son las expectativas discordantes: A piensa que la acción subirá,
y B que bajará. Pero con expectativas racionales todos deberían forman las
mismas expectativas. Si bien las expectativas discordantes no son la única
razón por la que se comercializan acciones, si no fuera por ellas habría mucho
menos transacciones de las que observamos. La práctica tampoco respalda a Fama.
En mi curso de Macro II vengo realizando hace rato el siguiente experimento:
que los chicos elijan un número del 0 al 100 al azar. El ganador será quien
elija el número que se aproxime más al promedio elegido dividido 2. El
equilibrio racional de este juego es cero (si todos elijen al azar, gana el 25.
Si elijo el 25, gana el 12. Si elijo el 12, gana el 6, y así…), pero en general
cuando desconocen el juego se gana eligiendo 11 o 12.
¿Y entonces qué hacemos?
Hay burbujas. Son peligrosas, y son
explicables. Tampoco es tan difícil detectarlas: si los beneficios de un activo
crecen mucho más que la tasa de ganancia promedio de la economía durante varios
años, te vas a caer. Lo que sí, es difícil saber cuándo detonan, porque las
propiedades de las burbujas son difíciles de entender. Son, como dice Taleb, un
cisne negro.
Hay quienes sugieren alfabetizar
financieramente a la gente para disminuir riesgos, pero yo desconfío del éxito
de esta empresa. Limitar los capitales financieros tampoco es fácil porque
inventan nuevos instrumentos que evaden las regulaciones todo el tiempo.Tampoco
creo que la tecnología nos salve en el futuro, más bien todo lo contrario: los
amagues de supernegocios rentables suelen basarse en quimeras tecnológicas.
Habiendo descartado otras soluciones,
solo nos queda esta. Hasta el próximo post, que hablará sobre otro tema.
lunes, 2 de mayo de 2016
BEHAVIORAL ECONOMICS: GUIA INICIÁTICA
Mucha gente que sabe que
Dos Tipos de Cambio trata temas de La Economía de la Conducta en su programa nos ha preguntado por
dónde se puede empezar a leer sobre esto. Hay mucho para
recomendar, pero depende un poco del objetivo del lector. Una clasificación (entre miles posibles) es la siguiente:
1. Teoría en
general
Hay manuales que recorren todo lo que hay del
tema behavioral, bien relacionado con teoría económica. Hay que tener en
cuenta que los experimentos van a toda velocidad y es fácil quedar
desactualizado rápidamente. En general
están en inglés y la dificultad es baja para los economistas u otros
profesionales que estén al tanto de la economía. Hay un manual de Nick Wilkinson que está bien. Acaba de salir recientemente la segunda edición.
También hay varios papers
que resumen los hallazgos principales, como el de Colin Camerer o MatthewRabin. Un paper que levantó polvareda en su momento fue el
de Conlisk.
Y por supuesto,
tenemos el sitio https://www.behavioraleconomics.com/, donde hay de todo,
bien organizadito, incluyendo updates de cómo viene la cosa.
2. Libros sobre anécdotas behavioral, con
contenido de economía
Los libros
de Freakonomics entran claramente en este rubro. Son entretenidos aunque no es
todo behavioral, estrictamente. Pueden leer un review de estos libros hecho por
uno de los dos tipos de cambio aquí.
También
hay libros que contienen algunas ideas behavioral de
economistas argentinos. El que más me gusta es el de Sebastián Campanario,
Economía de lo Insólito, pero quedó un poco lejos. Los de Martín Lousteau me
gustan pero prefiero el segundo (con Campanario) al primero. Y los dos de
Martín Tetaz están muy bien, aunque mi preferido es Casualmente.
Todo esto es
en nuestro idioma, y super divulgativo. Para todo público.
3. Libros behavioral específicos
Los autores
behavioral principales hicieron libros muy buenos, escritos por los autores
principales. El de Kahneman, Pensar Rápido, Pensar Despacio es un clásico. Se
entiende sin problemas.
Si buscás
diversión en serio, los de Dan Ariely para mí son imbatibles. El tipo arma sus
propios experimentos sobre los temas más intrincados de la psicología humana y
los explica con enorme claridad. Paul Bloom es otro capo, aunque sus libros no
son tan enfocados al tema económico. Dan Gilbert también escribió un gran libro.
Por lo que sé, estos dos últimos están solo en inglés.
Mi favorito
de los libros recientes es el de Richard Thaler, Misbehaving (Portándose Mal),
sobre el que pronto sacaré una reseña (quizás la publique aquí). Ni cerca de
ser traducido, lamentablemente..
Y en breve
yo mismo (Pablo Mira) saco un libro sobre el tema behavioral, aplicado a la
macro argentina. El título, que surgió del voto popular, será Economía al
Diván.
4. Libros sobre políticas
En este rubro tenemos dos
libros de George Akerlof y Robert Shiller (premio nóbel ambos, si de algo sirve
la referencia). Uno es Animal Spirits, que creo que no está traducido, que
habla bastante de macroeconomía, aunque para mí insuficientemente. El otro es
Phishing for Phools, traducido como La Economía de la Manipulación. Buen libro,
con una buena tesis. Los tres son de lectura razonablemente fácil, pero no para
quien no tiene idea de economía.
Luego
tenemos Nudge, de Carl Sunstein y el
mencionado Thaler, que hace varias sugerencias a nivel micro. No soy un fan, pero el libro es
bastante claro y tiene bastante aplicaciones interesantes. Que yo sepa, sólo en
inglés.
5. Artículos académicos
Estos están
básicamente en inglés, y sería difícil hacer una lista completa. Los manuales
que cité al principio los enumera. El que más laburó matemáticamente algún tema
behavioral (intertemporal) es George Loewenstein, pero sus trabajos son solo
para expertos en el tema (y tampoco me convencen demasiado).
Por si
querés saber, entre los economistas argentinos que se han dedicado a behavioral
desde una perspectiva académica tenemos al ya citado Martín Tetaz, Daniel
Aromí, Pablo Farfán, Patricio Dalton, Rafael Di Tella y Ricardo Perez-Truglia
(seguro me olvido de alguno).
Bueno,
espero haber ayudado al que le surge la inquietud de querer pispear sobre estos temas. En una próxima entrega hablaremos de la relación entre Behavioral y la evolución, porque si no se extiende mucho.
En
general, salvo algunos papers del último grupo, no hay matemáticas, así que la lectura
es inmediata. Por supuesto, hay algo de jerga, pero en general estos tipos
explican bien todo, justamente porque conocen bien la psicología humana (no
como el resto de los economistas).
A
comportarse, entonces.
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