sábado, 23 de marzo de 2019

QUÉ ES CAPITALISMO PARTE IX: TECNOLOGÍA




La relación entre tecnología y capitalismo es un bardo, y es el único punto en el que no nos basamos en Hodgson sino que nos concentramos en esta fuente. Estos autores estudian tres cuestiones.

Primero, la forma en que el cambio tecnológico en el siglo XIX transformó la estructura del capitalismo, dando lugar a nuevas formas corporativas. 

Segundo, cómo estas nuevas estructuras corporativas contribuyeron a transformar el carácter de la innovación, sentando las bases para el desarrollo de organizaciones, la investigación y desarrollo en la industria, las universidades y el gobierno. 

Tercero, el impacto de la innovación tecnológica sobre el capitalismo al mejorar el papel del gobierno y cambiar las relaciones entre las empresas y los estados. 

Tecnología modifica capitalismo

Todo bien con la máquina a vapor y la de coser, pero los desarrollos tecnológicos del siglo XIX fueron muchos más, y quizás tan o más importantes que aquéllos. 

Un desarrollo clave fue la ampliación de la escala de las firmas gracias al desarrollo de las líneas de producción. Eso más la comunicación y el transporte, permitieron desarrollar la figura del "empresario", como alguien diferente del dueño. Es que no siempre el dueño era eficiente, ni arriesgado, ni inspirado. La riqueza, hasta ese momento, no se distribuía en función de estas características "entrepreneuristicas".

Este punto de vista es interesante, sugiere que la tecnología tornó más o menos inevitable la aparición de la figura del capitalista, con su egoísmo, con sus mentiras, con algunas ideas absurdas, con su carácter explotador, pero también con su eficacia productiva en muchas de sus iniciativas. Es decir que es muy difícil desligar el progreso de esta gente con el de la tecnología.

Capitalismo modifica tecnología

Pero la causalidad fue también para el otro lado. Los descubrimientos e inventos de la época asombraban a todos, y se convirtieron en objetivo de negocio para muchos empresarios, quienes aplicaron la lógica capitalista para desarrollarlos y explotarlos mejor (en cierto modo este es el argumento de Schumpeter).

Esta institucionalización privada de la tecnología significó no solo armar departamentos dentro de las empresas, sino también identificar nuevas técnicas fuera de la firma para incorporarlas o mejorarlas. En Estados Unidos la competencia y la Ley de Patentes (que protegió los inventos pero también limitó la duración de estos derechos) contribuyó también a que esta lógica se expandiera.

Tecnología modifica instituciones capitalistas

Desde 1850 en adelante, la participación del Estado en la producción de tecnología pasó a ser cada vez más importante. La educación universitaria pública y otras instituciones basadas en el desarrollo tecnológico empezaron a extenderse en todos los países. 

En el siglo XX esta función tuvo su esplendor, con tecnologías provenientes fundamentalmente del complejo militar (por las necesidades de la guerra, pero quizás también porque ahí estaban puestos los esfuerzos de toda la sociedad).

Conclusión

La tecnología permitió el capitalismo, y el capitalismo se lo retribuyó con más tecnología. Cuando se metió el Estado, lo hizo bien y complementó con investigaciones con retornos de largo plazo que el sector privado bien pudo no advertir, pudo no financiar, o pudo no querer arriesgar.

El matrimonio entre tecnología y capitalismo terminó con ambos comiendo perdices. Lo que parece una tarea vana es definir si la esposa determinó al esposo o viceversa. Hay procesos que simplemente se realimentan y perduran cuando van de la mano.

sábado, 16 de marzo de 2019

UN EXPERIMENTO DE WHATSAPP ALEATORIO

ATENCIÓN: INTERMEZZO EN NUESTRO VIAJE  DEFINIENDO EL CAPITALISMO. 





Para defender nuestras teorías, los y las economistas solemos buscar "experimentos naturales", esto es, situaciones que nos permitan comparar dos situaciones temporales o espaciales bien diferenciadas, de tal modo que se pueda identificar a qué responden estas diferencias.

Tuve la fortuna de crear involuntariamente un experimento como este, con profundas consecuencias teóricas. 

El experimento y sus descontentos

Todo comenzó con un fallo en el envío de nuestras promociones por email. Los jueves la producción de Dos Tipos de Cambio envía un email a una lista enorme de contactos, pero este año todos los mensajes fueron a parar a la carpeta SPAM de todos los receptores.

Pensando en cómo solucionar el problema (no podíamos mandar un mail avisando!!), se me ocurrió armar una lista similar (o mayor) a la de mis contactos de gmail, pero en Whatsapp (WA). Una vez armada la lista, enviaría un mensaje como este:

"Te hemos mandado por mail un mensaje con la promoción del programa, pero seguro te llegó a SPAM. Si querés recibir la promo regularmente, buscalo y aclará que no es SPAM. Si no la recibiste ni siquiera en SPAM y la querés recibir, avisanos. Si no querés recibir nada, dejá todo como está (o avisanos y por las dudas te sacamos de la lista)"

Como dije, para mandar este mensaje por WA tenía que armar una lista de potenciales receptores. Pensé que la versión de gmail de los contactos era el "grupo" de WA. No es así. Los contactos de gmail los armás y nadie se entera, los de WA los armás y se enteran de inmediato en cuanto le diste OK a la creación del grupo. 

La puta madre. Más de 200 mayormente economistas (y algún plomero, por error) recibieron el mensaje de que yo había armado un grupo y nadie sabía ni por qué ni para qué. Me empecé a perseguir. Muchos no se conocen entre sí, pensé. Tal vez se odian, muchos no quieren que se sepa su teléfono... El terror invadió mi ser.

Empecé a buscar la forma de eliminar el grupo lo más pronto posible. No encontraba la opción y lo primero que vi fue "salir del grupo", confundiendo esto con "eliminar el grupo". De modo que me pegué un tiro en el pie y salí del grupo, y ya no pude matar al monstruo. 

En el grupo empiezan las preguntas, las interacciones, las dudas. Yo me entero gracias a un par de almas caritativas que me van contando. Alguien me explica que aun sin mí, el sistema definía automáticamente un nuevo administrador que podía borrar el grupo. Pero como era un grupo un poco raro, los administradores automáticamente definidos por el sistema se iban yendo. Yo corriendo detrás de cada uno, pero se iban y se iban uno tras otro...

En un momento, quedó una persona estable como administrador. Lo llamo por teléfono. No atiende. Insisto. Nada. Al rato me atiende. El tipo está en Colombia. Colombia, la puta madre. Bueno, pienso, es lo mismo, solo el costo de la llamada pero internet es mundial. Le explico la boludez que hice. Le pido que me haga administrador a mí así borro el grupo. Me contesta que en Colombia no es como acá, que no tienen WIFI en todos lados, que solo a la noche en donde duerme. Mi pánico crece.

Al rato, afortunadamente, el muchacho me vuelve a llamar y me dice que ahora sí tiene WIFI. Pero me indica que no puede incorporarme de nuevo porque el sistema le dice que "salí del grupo hace relativamente poco". La pesadilla kafkiana parece extenderse ad infinitum.

Igual se le ocurre una buena idea. Nomina como administrador a otra persona. Bien, avanzamos. Llamo al nuevo salvador. No atiende. Mando mensajes... nada. Al rato me contesta: estoy bañando a los dos pibes, no te puedo atender ahora. Todos confabulados contra mí.

Mientras, y según me informan los más cercanos, Godzilla se alimenta. Se cambia el nombre del grupo (de 2TC a "Dólar a 17"). Alguno quiere incorporar a otro y pide permiso, aclarando que es liberal (?). Se hacen apuestas. Uno pregunta para qué es el grupo y por qué lo incluyeron. El plomero se indigna. Caos total.

Finalmente hablo con el bañero de pibes. Pero no solo me dice que no tiene tiempo, sino que el grupo está bueno y no lo va a borrar. Godzilla presidente.

Enseñanzas Teóricas

En medio de la discusión de aun 150 economistas, unos cuantos del tomate como yo, aparecen las teorías conspirativas. Algunos temen por su vida, otro tira que todo esto es una estrategia publicitaria del programa, y otro que es un experimento behavioral (conociendo mi interés por el tema). Yo hubiera pensado lo mismo.

Empiezo a indagar si algo malo pasó, pero en realidad todos los que leen lo que pasa me dicen que la están pasando bomba, que el grupo es genial. Al momento de escribir estas líneas, apenas 36 horas después de mi enchastre, 70 economistas siguen charlando, debatiendo y divirtiéndose en grande.

Varias enseñanzas surgen de este experimento aleatorio y naturalmente estúpido. Primero, viví en carne propia el efecto spotlight, ese sesgo por el cual uno está pensando todo el tiempo que el resto se centra en lo que uno piensa o hace. Me lo tomé más en serio y me preocupé mucho más que cualquiera de los que recibieron el mensaje. Nadie se ofendió (hasta ahora) y muchos ignoraron el problema. Mejor.

Segundo, evidentemente había una demanda insatisfecha de grupos entre economistas que quizás ni se conocían. Veremos cómo evoluciona la cosa pero por ahora todo parece ser utilidad neta. El mundo no estaba en un óptimo de Pareto.

Tercero, desde el punto de vista de la teoría del marketing  esto funcionó fantástico. El nombre del grupo era 2TC y muchos nombraron al programa en las interacciones. Un típico caso de serendipia, donde uno aprende buscando otra cosa. Igual, no me animo a repetirlo...

Finalmente, muchos consideraron que esto no fue más que una brillante estrategia para elaborar un experimento behavioral, dándome así un prestigio absolutamente inmerecido.

Final Remarks

Me han ofrecido volver al grupo insólito. No acepto. Al mejor estilo Groucho, no puedo pertenecer a un grupo que jamás quise crear. 

Pero sí aprovecho estas líneas para agradecer la buena onda del 100% de los que recibieron el mensaje. Estoy muy orgulloso de tenerlos en mi lista de Whatsapp, y en mi lista de contactos de Gmail. Después de todo, el experimento terminó demostrando que muchos economistas valen la pena.





















  

domingo, 10 de marzo de 2019

QUÉ ES CAPITALISMO PARTE VIII: TRABAJO


De las fuerzas productivas, nos faltaba hablar de la más natural, la fuerza de trabajo. No nos vamos a concentrar en qué es y qué no es trabajo, sino en la naturaleza de la relación laboral o salarial evaluando si se trata, como afirmaba Marx, de una característica pura y propia del capitalismo.

El contrato laboral

Desde el fin de la esclavitud el trabajo no se compra sino que se alquila. Si bien esto no obsta al empleador de contar con un poder potencial sobre el empleado, hoy se establecen límites legales para esta asimetría, por ejemplo mediante contratos de trabajo.

Hay dos tipos de relaciones capitalista-trabajador. Una es el contrato de servicios (empleo tradicional) y otra el contrato por servicios (contrato de venta). El empleado hace las cosas como se las dice su patrón, el plomero que te arregla la canilla lo hace cómo él cree que hay que hacerlo. La diferencia es importante porque en la primera predomina la dependencia mutua, y también la arbitrariedad del patrón.

Dado que las tareas específicas del proceso de producción tiene incontables aristas, la relación de empleo tradicional suele ser la más común. No se puede codificar cada tarea taxativamente. Esta falta de especificación plena de los contratos (cuyo extremo hoy se conoce como flexibilidad laboral) es un arma de doble filo: favorece la producción pero genera vacíos legales de difícil solución (históricamente resueltos en favor de la parte más poderosa).

Como no todo puede estar escrito, la relación laboral está llena de implícitos: confianza, lealtad, deberes morales, estímulos especiales, etc. La mayoría de estos determinantes, por supuesto, no son estrictamente económicos y están basados en normas sociales. Por eso, la relación laboral excede por mucho la visión meramente economicista, y no podría existir si estos otros aspectos estuvieran ausentes.

El futuro del trabajo

No, no hablaremos del impacto de la tecnología sobre el empleo. Nos referimos a los mercados de trabajo futuro. En particular, cómo se asegura un capitalista la fuerza de trabajo futura? En la esclavitud, este mercado estaba "asegurado", pero en el capitalismo ya no. Hay garantías legales que impiden esta lógica. (Para Marx, sin embargo, esto estaría asegurado gracias a la existencia de un "ejército de reserva". Modernamente esta situación no aplica a todos los países). 

Muchas teorías han destacado el problema del costo hundido del entrenamiento de los trabajadores, que puede ser aprovechado luego por otra firma. Ante la incertidumbre sobre si el capitalista podrá mantener a su empleado, las firmas podrían subinvertir en desarrollar sus capacidades.

Las soluciones de mercado para este problema no son sencillas, y por lo general la salida es algún tipo de intervención vía subsidios del Estado, o bien la capacitación directa por parte del sector público.

Relación Salarial y Capitalismo

Supongamos que en lugar de capitalistas que contratan empleados, cada persona fuera "su propia empresa". ¿Sería esto todavía capitalismo? Para algunos esta es la máxima utopía de un sistema de libre empresa: cada persona es un/a entrepreneur exitoso/a y vive de su propio esfuerzo, sin explotar a nadie. 

Para Marx, desde luego, esta utopía ya no sería capitalismo, pues el mismo se basa en la explotación y la extracción de plusvalor del capitalista respecto de la fuerza de trabajo. 

Es evidente que desde el comienzo de la era industrial la relación laboral se hizo más y más importante. Pero esta relación no fue siempre igual. Al principio el proletariado estaba sujeto a una explotación feroz, con castigos físicos, mínima duración de los empleos, y ausencia de derechos básicos. No muy diferente a la esclavitud (aunque quizás más productiva). 

Con el tiempo aparecieron los sindicatos y las leyes laborales, mejorando la situación de los trabajadores. Pero para esta época el capitalismo ya había despegado. El progreso inicial se produjo con relaciones laborales brutales, mucho más parecidas a las feudales que a las modernas, y con una disparidad de poder enorme entre las partes. Caracterizar el surgimiento del capitalismo como la explosión de la "libre contratación" con igualdad de oportunidades entre partes es un cuento chino. No, ni siquiera en China fue así.

Así, un mundo de autoempleados con empresas unipersonales probablemente no habría tenido el mismo éxito. Y lo mismo para las firmas con alta participación en las ganancias de los trabajadores. En Argentina, es cierto que muchas empresas recuperadas tuvieron que soportar embates legales por parte de los dueños originales, pero otras fueron muriendo de falta de motivación.

Conclusión

El empleo durante el despegue capitalista distó de ser una relación libre entre dos partes que acuerdan con igualdad de fuerzas. 

Por un lado, esta relación no sería posible sin la existencia de una ley que la ordene y la organice. Por el otro, la relación salarial constituyó un hito fundamental en el desarrollo de las fuerzas productivas. Fue luego el progreso el que trajo consigo notables mejoras para los trabajadores.

Nos quedan un par de temas. En la próxima entrega hablaremos brevemente del papel de la tecnología y en la décima y última intentaremos contestar algunas de las preguntas originales planteadas en la Parte I.



















sábado, 2 de marzo de 2019

QUÉ ES CAPITALISMO PARTE VII: FIRMAS





El capitalismo tiene capitalistas. Los capitalistas tienen empresas. Y qué son las empresas? Aquí repasamos un poco este punto.

Las empresas son organizaciones con objetivos de ganancia, y por supuesto su función en el capitalismo ha sido decisiva. Pero son estos bichos una expresión de la libertad y el libre albedrío humano? Cuando somos libres, lo que termina surgiendo naturalmente son empresas y nos va fenómeno gracias a este proceso?

Lamentablemente, las empresas no parecen funcionar como un mero ejercicio de la libertad individual y gracias al retiro del Estado que las asfixia. Muy por el contrario, la estructura de algunas empresas parece tener propiedades muy poco consistentes con la lógica libertaria.

Podemos distinguir dos tipos de empresas. Llamaremos firmas a los emprendimientos de cualquier naturaleza, incluso personales o familiares, destinados a lograr una ganancia produciendo y vendiendo bienes o servicios. Y llamaremos corporaciones a las empresas donde existen socios o personas trabajando en conjunto relacionadas mediante la ley. No todas la firmas son corporaciones, pero existen pocas dudas de la importancia de éstas últimas en el desarrollo capitalista y su progreso.

El Caso Coase

Ronald Coase definió famosamente a la empresa como una forma de sortear el mecanismo de precios. En lugar de que cada dueño de un factor compita con el resto para alquilar esos factores y juntarlos, un entrepreneur único define qué alquilar, simplificando la cosas y evitando el mecanismo de mercado. 

Así, una empresa tiene un representante fundamental, el "manager" o entrepreneur, cuya función central es administrar los factores y hacerlos funcionar (el entrepreneur puede ser una o más personas). 

Esta definición, sin embargo, es incompleta. La empresa, además de administrar, es un sujeto de derecho, en el sentido de que tiene responsabilidades. Si algo sale mal, es sujeto de denuncia o reclamo. Pero en la construcción de Coase parecen no haber ventanillas a las cuales dirigirse en caso de queja. Las empresas indican al final de su nombre qué tipo de sociedad son, para identificar claramente su responsabilidad. La empresa es por tanto el pegamento que une legalmente a los socios emprendedores en una asociación que excede la responsabilidad personal de cada uno de ellos: es una persona jurídica. Casi todo se hace en nombre de ésta última. 

Democracia Empresaria

Una característica empírica muy importante de las corporaciones es que dentro de ellas la organización suele ser vertical, en algunos casos con un sistema similar al de las instituciones públicas. Las cadenas de mando evocan a las que predominan en las estructuras militares, y las luchas internas por el poder suelen ser tan brutales como las de la política. Pese a ser una institución que los libertarios promueven, su estructura está muy lejos de propiciar ganancias de eficiencia gracias al ejercicio de la libertad de cada uno de sus integrantes.

Y por supuesto, la organización vertical puede ser una de las claves del éxito de las empresas. Cierta centralización es fundamental para asegurar que las decisiones se tomen y no entremos en paradojas de decisión democrática (del estilo: votemos para decidir si se vota para decidir si se vota para decidir si se vota). Llevar proyectos adelante requiere a veces de la terquedad de algunos administradores, y este riesgo muchas veces se ve recompensado. Y ni hablar de la necesidad de coordinar el trabajo de mucha gente en torno a un único objetivo.

Empresas y Capitalismo

Las empresas son el corazón del capitalismo. Organizarse para producir mejor ha sido clave para alcanzar el progreso. El apoyo del Estado, proporcionando una estructura legal, el dinero y las finanzas complementó muy bien su accionar. 

A veces, rescatar mediante fondos públicos a las empresas de una quiebra también pudo ayudar para evitar una cadena de quiebras peor. La "responsabilidad limitada", un aspecto legal de la firma, pudo contribuir a que más gente se anime a encarar negocios arriesgando menos de sus recursos personales. El capitalismo nunca será una sociedad donde cada familia pueda ser un pequeño emprendedor, pero el sistema permitió que todos aquellos que tuvieran un mínimo de coraje y capital encararan proyectos formando empresas, y sobre todo corporaciones. Desde aquí nuestras felicitaciones.