domingo, 30 de septiembre de 2018

BEHAVIORAL CAPITALISM





En este post voy a tratar de explicar lo más claramente posible por qué behavioral no puede NO formar parte del análisis económico del capitalismo. Como verán, la justificación es casi deductiva, no requiere de ningún argumento extraño, y es bastante natural.

¿Qué es el capitalismo?

La gran pregunta gran. No pretendo dar la única y verdadera respuesta, sino distinguir apenas entre las que sirven y las que no.

La primera es la versión naif: el capitalismo como funcionamiento libre de los mercados. Pero esta definición se queda corta en muchos aspectos. Primero, los mercados existieron siempre, no fueron creados hace 250 años. Segundo, la característica esencial del capitalismo fue su extraordinaria capacidad para elevar el nivel de vida, y para llegar de los mercados libres a los saltos violentos de productividad hace falta una cadena de razonamiento demasiado larga para ser confiable. Tercero, el libremercado no hace referencia a un tema central del sistema, que es la acumulación de capital.

Entonces, ¿es el capitalismo la acumulación de capital? Bueno, en parte sí, pero más importante que la acumulación en sí es lo que genera esa acumulación: la obligada división de funciones entre empleadores y empleados. Si lo único que importara fuera la acumulación, el capitalismo funcionaría bárbaro siendo todos y cada uno de nosotros pequeños inversores. Pero no, en la práctica solo unos pocos invierten y la mayoría ha participado de la maquinaria productiva de una manera más bien pasiva, como asalariado.

Las dos características del capitalismo que me parecen importante son entonces el deseo de acumulación y la relación salarial (lo que ya dijo Marx, no lo inventé yo).

Dos Divinas Coincidencias

¿Qué hizo al capitalismo el sistema productivo más eficiente que conocemos? Logró crear dos coincidencias magníficas. 

La primera tiene que ver solamente con los capitalistas y no es otra cosa que la vieja idea de Adam Smith de que no es de la buena onda del panadero que obtenemos su pan, si no de su egoísmo. El capitalismo descubrió una forma de compatibilizar un rasgo que a priori a muchos les parece inmoral (el egoísmo), con la ganancia social. En un contexto institucional adecuado, se transforma algo potencialmente mezquino en un gran incentivo para aumentar la productividad. La coincidencia es maravillosa, es equivalente a sacar energía de la basura (o agua de las piedras), pero aplicada a toda la humanidad. 

La otra coincidencia divina es mucho más polémica, pero la voy a proponer igual. Proviene de la idea de que la acumulación de capital con reglas de propiedad más o menos seguras permiten dividir la sociedad en dos clases sociales: capitalistas y asalariados. Estas dos clases sociales, arriesgo, tienden a coincidir con dos grupos de personalidad específicos. 

Por un lado está la clase capitalista "típica": arriesgada, emprendedora, con ideas, con poder de decisión, con capacidad de liderazgo y organización. Lejos están de ser lo mejor de la sociedad, porque estas personalidades suelen estar relacionadas con la psicopatía, entre otras patologías. A esta gente no la ruboriza ejercer poder, castigar los incumplimientos, explotar, engañar, mentir, y en general aprovecharse de otros. 

No tengo evidencia de todo esto, pero algunos trabajos verifican algunas de estas relaciones y no me sorprendería que les capitalistas tendieran a tener estas características más que les trabajadores. Simplemente porque para ser une jefe efective para el sistema se necesita ser un poco las dos cosas. Por supuesto, existe un subgrupo que es la excepción a la regla: el de los capitalistas que lean este artículo, que no solo son brillantes y arriesgades, sino que además son excelentes personas. Pero en el promedio quien te dice...

Por el otro lado, tenemos a les trabajadores. Para empezar, reciben todos los malos tratos que describimos antes, así que ante todo su personalidad debe ser medianamente dócil como para no asesinar a sus superiores. Este grupo puede ser más empático, más familiero, y seguramente proclive a una sociedad más igualitaria, tolerante y solidaria. Pero su rol de asalariado no se corresponde con una personalidad arrasadora, amante del riesgo y generadora de ideas. Prefieren tomar menos decisiones y adoptar una posición más pasiva.

No tengo evidencia de todo esto, pero algunos trabajos verifican algunas de estas relaciones y no me sorprendería que los trabajadores tendieran a tener estas características más que los capitalistas  Simplemente porque para ser un asalariade útil al sistema se necesita ser un poco las dos cosas. Por supuesto, existe un subgrupo que es la excepción a la regla: el de les trabajadores que lean este artículo, que no solo son brillantes y arriesgades, sino que además son excelentes personas. Pero en el promedio quien te dice... (jaja, ya lo leíste...).

La segunda coincidencia divina del capitalismo, entonces, es haber dividido la sociedad en dos grupos con personalidades relativamente concernientes con el rol económico que les toca en la sociedad. 

Por supuesto, los capitalistas son cada vez menos agresivos (o se autocontrolan), y su posibilidad de explotar directamente al trabajo son más limitadas que al inicio de la revolución industrial. Y les trabajadores tampoco son tan pasivos como antes, y también aportan ideas. Pero pongo estas dos frases como resguardo personal mío, no porque crea que este sea el estado generalizado de todes les jefes y empleades. 

Ojo, el sistema tampoco es que perdona mucho. Hay capitalistas "de nacimiento" que luchan por serlo pero no tienen el capital suficiente, y les va mal. Y trabajadores que se ven al mando de una empresa cooperativa solidaria que termina carcomida por la mala organización y acosada y arruinada por otres capitalistas de mayor porte. Pero creo que lo más común es lo otro: capitalistas contentes con su rol y trabajadores también. La mayoría de los dueñes no quieren jefes, y para muchos trabajadores la "relación de dependencia" y la "estabilidad" son activos muy valiosos (pensemos en los empleados públicos). Les capitalistas que juegan al asalariade terminan resultando insoportables para sus jefes y sus compañeros. Y les trabajadores obligades a hacer de capitalistas, como cuando "emplean" a alguien para ayudar con la limpieza de la casa, se niegan a formalizar la relación y transformarse en empleadores. Y les que están obligades a abrir un comercio con la indemnización recibida por un despido, se ponen un kiosco al lado del otro.

Coincidencias divinas y behavioral

Repasemos. La primera coincidencia es entre egoísmo y eficiencia productiva, y se centra principalmente en los capitalistas. No alcanza, necesitamos la otra para extender la eficiencia a todo el sistema. La segunda es la coincidencia entre la necesidad de contar con capitalistas y trabajadores, y la existencia de dos tipos de personalidades bastante separadas que cumplen cada rol razonablemente.

Un país con muchos capitalistas útiles y con trabajadores útiles, cada uno en su rol, va para adelante. Un país con un buen estado que hace de capitalista y muchos trabajadores para disponer, capaz también (China). Un país con pocos capitalistas pero abierto para que entren capitalistas de otros países, y tiene trabajadores que se la bancan, funca (algunos Tigres Asiáticos).

Ahora lo evidente: el capitalismo no se debe estudiar partiendo de individuos racionales eligiendo en un entorno de reglas de libre mercado y derechos de propiedad. Es al revés, el capitalismo encontró una distinción primordial de personalidades psicológicas adecuada en la sociedad, y la explotó. Esas personalidades psicológicas no solo están lejos de ser consideradas racionales, sino que además se dividen en dos grupos que podrían tener características cognitivas identificables. 

La tarea analítica entonces es identificar mejor esas propiedades de la personalidad, ver en qué medida estas coincidencias favorecen el funcionamiento del sistema, y entender qué fallas surgen a partir de ellas y de sus sesgos. Por ejemplo, cuando los capitalistas son demasiado arriesgados, todos van para el mismo lado y se endeudan de más, creando una oportunidad para una crisis posterior. Esto se entiende mejor si se analiza la psicología común de este grupo.

Como vemos, Behavioral debería ir mucho más allá de "modificar la función de utilidad a maximizar", como proponen algunos. Behavioral podría ayudarnos a entender mucho mejor el sistema en qué vivimos, sin caer en supuestos absurdos y maquinarias formales antiintuitivas.









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