Riesgos de Sobremesa
- ¿Y qué es el riesgo? – preguntó un curioso en la
mesa del restaurante, ya entrada la sobremesa (uy, que bueno eso…). Se notaba
que la cosa venía de desafío.
- ¿Un sistesma para suplanstar la llusvia en el
camspo? – intentó suavizar el chistoso del grupo.
- Una medición de la incertidumbre – aplicó con
rudeza el economista de la mesa, antes de que la respuesta anterior se devorara
el tema.
- Ajá, ¿y como se mide? – insistió el indagador,
con esa media sonrisa que nunca logra ocultar escepticismo.
- Fácil, a partir de sopesar las distribuciones de
probabilidad de los distintos eventos posibles – dio por cerrado nuestro
riguroso teórico.
- Un ejemplo, un ejemplo… - pidió otro,
insólitamente entretenido con el tema.
- Suponete que un inversor tiene que tomar una
decisión de comprar diferentes bonos nacionales de distintos países. Uno de los
eventos posibles es el no pago. Es posible ponderar entonces los rendimientos
esperados del bono por la probabilidad de repago de cada uno, para saber qué
decisión tomar. –
- Ta bueno. ¿Y de donde sale esa probabilidad? –
insistió el pragmático preguntón.
- Se calcula, se calcula… - replica el economista,
levantando la cabeza y mostrándose algo fatigado por tener que dar tantas
explicaciones a esos iletrados (o imatematizados). Cuando su campo de visión
vuelve al horizontal, aparece el mozo con la cuenta. La toma él (siempre hace
la cuenta él), y con la velocidad del rayo determina cuánto paga cada uno,
propina incluida.
L'esprit de l'escalier
Yo no estuve en esa mesa de galanes, pero a continuación les cuento qué es
lo que hubiera dicho de haber estado presente (mentira, esto solo lo puedo
decir después de días de reflexión; en el momento y con algunas copas encima
seguramente hubiese dicho cualquier pavada):
No me voy a meter con los modelos que calculan
probabilidades de riesgo y voy a asumir que son correctos. Ahora, ¿cómo interpreta la gente común una probabilidad? Fácil, todos
fuimos al casino: rojo o negro, una de dos, salvo una vez cada tanto que sale
el cero. Bah, un cacho menos del 50%... digamos una de dos. Obvio. ¿Y qué pasa
si juego toda la noche a color? Salvo los que creen en ESP, a la larga voy a perder, poquito pero
pierdo. Seguro.
Ok, todos entendemos la probabilidad. Vamos ahora
con otro test: ¿que significa que hay un 30% de probabilidad de lluvias para
mañana?... Ejem… ¿Se quedó pensando el señor economista? ¿Quiere el lector que
le hable algo irrelevante por un rato como hace Paenza para inducirlo a
reflexionar? ¿Le digo “usted puede” y todas esas cosas? ¿Le escondo la
respuesta?
Lo increíblemente desafiante de esta pregunta es que estamos hablando de información que se proporciona de manera regular y sistemática a toda la
población, y que solemos asumir que ésta toma (mejores) decisiones gracias a ella.
Afortunadamente, alguien hizo una encuesta por mí. En un estudio en 5 países, la mayoría de los
Europeos creen que esto significa que lloverá mañana el 30% del tiempo. Unas cuantas creen que significa que lloverá en el 30% del área. Otro grupo cree que lloverá en 30 de los
días que siguen, y otras interpretan que 3 de cada 10 metereólogos piensan que lloverá. Una mujer de Berlín dijo que los meteorólogos miran al cielo
y miran 100 nubes, de las cuales 30 son negras. Y una mujer de Atenas (ay,
aquellas mujeres de Atenas…) reflexionó esotéricamente que, de tener los
humanos 100 vidas, en 30 de ellas mañana llovería.
La respuesta correcta es, por supuesto (por
supuesto???), que en días con las condiciones meteorológicas como el de mañana, la estadística muestra que en el pasado en 3 de 10 circunstancias parecidas, llovió. Cuando la pregunta es
abierta, casi nadie contesta correctamente, y cuando se le proponen solo 3
opciones, fallan más o menos la mitad (la chance de pegarla es 1/3... casi 30%). La pregunta entonces
es: ¿qué nos pasa a los argentinos, o mejor dicho a los humanos, con las
probabilidades?
Tal vez lo que nos cuesta es entender las probabilidades para eventos únicos. Todos entendemos las
probabilidades de la ruleta porque se trata de eventos repetitivos. Pero ese 30% no se a qué referencia repetitiva aplicarlo. A esto se suma
el hecho de que ciertos niveles de probabilidad no son del todo informativos a
la hora de tomar decisiones como si llevar o no un paraguas. Aun con una
probabilidad del 50%, dice el estudio, muchos deciden no cargarlo.
Calificame esta (economía)
Bien, nos cuesta entender y usar una probabilidad
que todos nosotros escuchamos a diario. Pero en economía este problema seguro
que no lo tenemos, ¿no? Veamos. ¿Cómo interpreta un inversor una probabilidad
de default de Turquía (evento único) del, digamos, 38%? Yo no
sabría bien qué contestar. Quizás arriesgaría algo así como que 38 de 100
países como Grecia, en las mismas circunstancias, no pagaron. O que 38 de las
100 ciudades de Grecia no pagarían. O que 38 de 100 griegos no van a pagar. O
que si viviéramos 100 vidas en medio de los dioses griegos, éstos nos
castigarían en 38 de ellas.
Pero no importa, porque el mercado siempre nos
resuelve todo. Para solucionarnos la vida están las incalificables
calificadoras de riesgo, que elaboran sesudos análisis en base a una
comprensión clara y profesional de la probabilidad y el riesgo. Y con maestría logran transformar esos complejos números probabilísticos… en letras.
Las calificadoras, muy posiblemente saben tanto de aplicar probabilidades de defaults a países como usted y yo sobre si llevar paraguas o no mañana. Pero tienen una ventaja fundamental: ellos contribuyen a definir si mañana lloverá o no, porque sus calificaciones provocan que los agentes actúen. Eso a veces, hace que la peguen, pero es solo una profecía autocumplida, no calidad intelectual.
Las calificadoras, muy posiblemente saben tanto de aplicar probabilidades de defaults a países como usted y yo sobre si llevar paraguas o no mañana. Pero tienen una ventaja fundamental: ellos contribuyen a definir si mañana lloverá o no, porque sus calificaciones provocan que los agentes actúen. Eso a veces, hace que la peguen, pero es solo una profecía autocumplida, no calidad intelectual.
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