miércoles, 3 de febrero de 2016

Necesitamos más mujeres economistas

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¿Cuántas mujeres economistas famosas conocés? ¿Qué aportes hicieron a la teoría económica? ¿Cómo se llama la única economista que recibió el Premio Nóbel? No te asustes si no podés contestar, la mayoría de los economistas, incluso varios docentes e investigadores, tampoco saben la respuesta. La razón es obvia: la economía es, y sigue siendo, una disciplina de machos. No solo que las mujeres ganaron un único Nóbel entre 76, Janet Yellen es la primera presidenta de la Reserva Federal en cien años de historia. En Estados Unidos, la proporción de alumnas en el total es apenas un cuarto, y está cayendo. En Argentina la proporción fémina se acerca al 40%, pero ya sabemos cuál es nuestra relevancia académica en el mundo...

¿Teoría con lentes masculinos?

Sé que me meto en terreno fangoso, pero me gusta el oso. Es un deber arriesgar que la teoría económica, hecha por una alevosa mayoría de hombres, se desarrolló con sesgos de género. Soy de los que piensan que los hombres han abusado de la economía, que es mujer.

¿O será un accidente que el supuesto básico de análisis sea el individuo egoísta, ultrarracional y sin emociones que es nuestro homo economicus? ¿Habrían las mujeres elegido un representante similar al que postularon los hombres? Apuesto que no. Las personalidades del agente representativo se parecen mucho a las que predominan en los hombres. Demasiado.

¿Y qué me cuentan del uso abusivo (o el abuso usivo) de las matemáticas? No son los hombres lo que más gustan de pavonearse con cálculos abtrusos para luego saltar a conclusiones generalizadas no siempre justificadas? Ya sé, me estoy exponiendo a ser acusado de crear estereotipos, sugiriendo que las mujeres no pueden sumar y restar, y esas cosas. No, solo intento decir que el perfil masculino puede derivar en una obsesión contraproducente, y que seguramente, en el agregado, difícilmente habríamos llegado a este extremo si esta no fuera una disciplina tan macha.

También hay sesgos de género en el tipo de elecciones que plantean los modelos micro tradicionales: las elecciones más importantes para las mujeres no son entre manteca y cañones, sino entre decisiones laborales y de fertilidad, por ejemplo.

Por no tener mujeres suficientes, me parece, nos hemos enroscado en unos cuantos estereotipos teóricos. Y nos perdimos de entender el mundo con una visión más abierta.

Economistas sin corazón

La visión que tiene el promedio de la gente respecto de los economistas es que somos unos cavernícolas sin corazón. En términos de las ramas de la economía, esto se traduce como una insuficiencia de cobertura de los temas sociales. La economía fue dejando históricamente estos temas a otras profesiones (sociología, antropología, psicología), donde el análisis no siempre es tan riguroso, porque en esas disciplinas las herramientas estadísticas no siempre están suficientemente desarrolladas. En consecuencia, queda la sensación de que el estudio de cuestiones sociales es un "tema menor". Feo.

Una gran cantidad de experimentos demuestran que la perspectiva femenina sobre temas como los salarios mínimos, calidad del empleo o políticas sociales es diferente a la masculina, siendo las primeras más "progresistas". Pero no me quedo solo con la postura ideológica, lo que me parece es que la visión de la mujer (perdón, me acordé de Capusotto) puede estimular la discusión y la reflexión en temas cruciales como la pobreza o la distribución del ingreso.

Finanzas masculinas

¿Y qué me cuentan de la enorme cantidad de recursos que destinamos a "aconsejar" a las familias y a las empresas en sus decisiones financieras? Nuevamente, los números dicen que en su mayoría son los hombres los que se relamen hablando de cómo hacer guita, así que no sería extraño que por aquí hubiera otro sesgo de género. 

Lo hay. Varios experimentos muestran que los hombres son más arriesgados que las mujeres en sus elecciones financieras. Y sabemos bien adónde nos lleva esto en el agregado: a aumentar las probabilidades de quiebra.

Con más mujeres economistas aconsejando sobre qué hacer con los ahorros, las decisiones serían más conservadoras, más seguras, y evitarían las crisis familiares, y quizás hasta de países enteros. 

Vamos las pibas

Hora de revelar quién ganó un Nobel y no tenía pito: Elinor Ostrom se llama. En línea con nuestra teoría, Elinor hizo contribuciones teóricas sobre los recursos de uso común (sí, esos de la tragedia de los comunes), un tema que había sido considerado "resuelto" por la economía masculina.

Y una pastilla más. El famoso portal Voxeu publicó recientemente un libro sobre el estancamiento secular post 60s de la economía mundial, y las recomendaciones para recobrar las tasas de crecimiento de posguerra. ¿Adivinen cuántas mujeres aportan a este tema tan importante? Sí, adivinaron.

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