miércoles, 22 de mayo de 2019

NO TE HAGAS ILUSIONES (RESEÑA)


Joseph Heath era para mí un perfecto desconocido... y sigue siéndolo. El tipo es filósofo y le gusta filosofar usando más la razón que el martillo (sutileza nietzscheana). Su propósito: derribar los mitos relacionados con la economía construidos por la izquierda y por la derecha. Su coreacentrismo se refleja en una cantidad similar de críticas a un lado y al otro.

El libro me pareció muy interesante. Y me sorprendió gratamente que un filósofo que entiende de economía escribiera con tan buen criterio un libro que es una suerte de revisión de las ideas económicas mejores y peores desde una perspectiva moderna y aplicada.

Algunos de los mitos derribados son bastante obvios para quienes han seguido este blog, como la idea de que el capitalismo es un estado natural de las cosas (crítica a la derecha) o bien que está destinado a la extinción (crítica a la izquierda). El resto no los voy a spoilear. 

Me conmovió la breve historia del pensamiento ideológico del autor que figura en el epílogo. Cuenta que de joven pensaba que los problemas de justicia social eran fáciles de resolver. Simplemente habían dos tipos de personas, los buenos y los malos, y mientras los buenos tuvieran el poder todo funcionaría mejor. El capitalismo, desde luego, era el sistema que daba sustento a los malos, a través del funcionamiento de los mercados. Hoy Heath siente vergüenza de lo débil de este argumento y reconoce que esta diferencia tajante entre la gente es infundada. Todos somos finalmente bastante parecidos.

Me sentí bastante identificado con esta forma de pensar, entre otras cosas porque parte de una hipótesis que suelo favorecer: no hay grupos de buenos y malos (ni genéticos ni culturales), sino gente que se parece y reacciona más o menos parecido, en su contexto, a las situaciones que estimulan sus decisiones. Creo que es una hipótesis de partida bien progresista que cierta izquierda no se da cuenta que no respeta. 

Y quizás lo que más me gustó del libro es su conclusión escéptica respecto de lo que sabemos o no de economía. La mayoría no tiene la más puta idea de cómo se solucionan los principales problemas económicos que persisten, pero los más peligrosos siguen siendo los que están seguros de que sí lo saben.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario