domingo, 18 de septiembre de 2016

¡ESTADISTICA SÍ, GENTE NO!

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Los políticos, los economistas y los medios siguen haciendo esfuerzos para que no pienses, pero Dos Tipos de Cambio está decidido a... ayudarlos. Bueno, pero esta vez no. La visita de Walter Sosa Escudero al programa esta semana nos ha estimulado a escribir sobre un tema estadísticamente significativo. 

A los bifes: queremos dejar en claro de una vez y para siempre que hablar de "la gente" no solo es ridículo e incoherente, sino que además es muy poco progresista. 

Aproximadamente cada 15 segundos (minuto más, minuto menos) escuchamos en los medios a un cráneo criticar a su eventual oponente los datos que expone. Pero no se queja de la validez de la estadística presentada, sino del hecho de utilizar estadísticas en sí. Con indignación fingida, este esperpento suele afirmar solemnemente: "esos son números, pero ¿qué pasa con la gente?" El tipo dice eso y se cree al mismo tiempo piola, inteligente y sensible. Pero en realidad es todo lo contrario.

En cierto sentido, la frase refresca el conspicuo "yo recorro mi provincia/municipio/barrio", o también la versión internacional: "yo estuve en Filipinas, ¿qué mes va a decir vos de cómo vive la gente ahí?"

Bueno, ocurre que la estadística (bien calculada y bien interpretada) es una herramienta enormemente más poderosa que la experiencia personal o vivida. Los medios quieren mostrar historias personales, porque los números le parecen "fríos". Pero esto va por cuenta del que escucha la estadística, no del dato en sí. Cuando se dice que un país tiene 50% de pobreza, o que la mayoría de sus habitantes viven con un dólar diario, solo ese número debería parecer suficientemente aterrador. 

Cuando necesitás "ver" la pobreza, aparece el problema de que pobres hay en todos lados, y podría pasarte que te angusties más cuando ves un homeless en Nueva York que cuando te dicen que mueren de inanición 50.000 niños por año en un país africano. Por eso, no hay nada peor que "pedir ejemplos gráficos", porque los ejemplos suelen ser excepciones. La estadística, en cambio, te cuenta mucho mejor la realidad. Y si está bien hecha, es la realidad.

Aquellos que reaccionan con más indignación y pena a unos pocos muertos en un acto o lugar público que a las masacres de millones de almas a manos de un dictador asesino, tienen que empezar a entender que esta es una limitación cognitiva propia. Si creés que 6 millones de asesinados es una estadística, es hora de reconocer que el problema es tuyo, no de los datos. Y que tenemos que corregirlo. 

Para colmo, no son solo los medios y los que hablan en ellos los que no colaboran. Hay profesionales que escriben artículos supuestamente académicos criticando las visiones "puramente estadísticas", como si esto significara quitarle humanidad a la realidad. Es indudable que las historias de vida ayudan a comprender ciertos fenómenos, pero después de eso, generalizá y usá la estadística.

Además, la palabra "estadística" no está asociada a "Estado" por casualidad. Su origen tuvo que ver con la necesidad de comprender mejor la complejidad creciente de la administración pública en el siglo XVIII. Leibniz fue el que recomendó hacer el primer INDEC del mundo en 1700, y en en 1749 Gottfried Achenwall acuñó el término moderno Statistik.  Un astrónomo belga, Quételet, le dio a principios del siglo XIX un amplio uso para el análisis social.

Pues bien, defender la buena estadística es también defender una actividad que tiene que ver con lo estatal, con lo general, con lo social. La estadística no son "números fríos", sino insumos fundamentales para mejorar nuestra sociedad. Y si esto no te convence, mirá el video ese del tipo que habla raro y tiene un sombrero gracioso, y que dice que la estadística sirve un montón. 


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