En algún momento las posiciones estaban claras. Del lado de la madurez y la experiencia, lo vivido y lo conocido, la opinión de que una persona podía enamorarse de una única otra persona por vez. Del lado púber, la edad en la que todo es posible y los sueños todavía pueden realizarse, la sensación de que esa restricción es absurda.
Y como en toda discusión, el intercambio es pacífico hasta que alguien, quizás por descuido o por desidia, lanza una frase más o menos definitoria que es blanco fácil para la réplica. Nada más peligroso en una charla que usar las palabras "nada", "siempre", o "imposible". Les adversaries intelectuales (por suerte esta terminaba con "e"), suelen tomar esa frase como la única idea de quien expone, y atacan con furia mordiendo ese cuello que hará finalmente ceder al argumento de la presa.
Y resulta que "nunca te podés enamorar de dos personas al mismo tiempo" es una de esas afirmaciones que inevitablemente avivan el fuego.
El FPS (Frente Púber por los Sueños) sacudió al MMD (Movimiento por la Madurez Desilusionada) con un desafío contundente: ¿cómo sabés que no se puede? La respuesta basada en la experiencia poco valió, porque enseguida se replicó que esa era UNA experiencia personal entre millones posibles. Es IMPOSIBLE saber si alguien sí puede enamorarse de dos, tres o cientos de otras personas al mismo tiempo. "Vos no sos ni el 1% de la población!", atacaron con razón. "Ninguno en esta mesa llega siquiera al 1% de la población!!" desafía risueñamente un militante del FPS.
Me emocionó del debate que se pudieran discutir ideas tan importantes entre generaciones tan distintas. Pero más me tocó que sobre la mesa apareciera la estadística, la maldita y necesaria estadística. Si se fijan bien, un enorme porcentaje de las discusiones tienden a terminar con la cita de estadísticas. Pero que fueran citadas por teenagers tempranos es algo que me sacudió profundamente.
Post discusión me metí a mencionar que existían técnicas que podían eventualmente echar luz sobre temas aun tan peliagudos como éstos. Pero a nadie le importó, y es lógico que así fuera. Y no me hizo mella porque con la mera mención de la estadística, yo ya gané (al menos en promedio).
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