sábado, 28 de octubre de 2017

LOS RENDIMIENTOS DECRECIENTES DE LOS RENDIMIENTOS DECRECIENTES*



Pendientes pendientes

En Micro I nos enseñan sin pestañar que la curva de oferta convencional tiene pendiente positiva. Esta es una de las bases de la teoría marginalista e implica que las firmas, ante un aumento de precios en el mercado, incrementarán la producción de bienes. ¿Pero cuál es exactamente la justificación de esta teoría? 

Detrás de la curva subyace la proposición de que los costos unitarios aumentan a medida que aumenta la producción. La pendiente ascendente es una necesidad: como cuesta más producir cada bien, se debe cobrar un precio más alto por él. La teoría microeconómica postula que esta relación se mantiene tanto a corto como a largo plazo. Sin embargo, todo indica que no es tan fácil de justificar.

El corto plazo

La idea neoclásica es que las empresas pueden aumentar un solo factor en el corto plazo, lo que da origen al argumento del costo marginal creciente: los rendimientos de la producción disminuyen a medida que se "exprime" ese factor fijo. Pero, ¿es así como se comporta la producción?

Alguna vez Piero Sraffa argumentó que una empresa suele tener suficiente capacidad disponible para emplear rápidamente recursos previamente inactivos y expandirlos todos a la vez. Si ampliamos los factores simultáneamente, deberíamos esperar incrementos aproximadamente constantes en la producción como resultado.

El largo plazo

En la teoría de la firma, los factores se asumen infinitamente divisibles (como la arcilla), son homogéneos y están disponibles a un precio fijo. Pero si aumenta una determinada cantidad de uso de factores en una cantidad homogénea y perfectamente divisible, no hay razón para esperar otra cosa que no sea un aumento proporcional constante en el output: en otras palabras, retornos constantes a escala.

En el largo plazo, la porción de pendiente ascendente de la curva de oferta se suele explicar mediante "Deseconomías de Escala", la idea (no siempre bien justificada) de que las empresas simplemente se vuelven incompetentes en algún nivel.

La evidencia

Como era de esperar, la gran mayoría de las empresas informan rendimientos constantes o decrecientes a escala. Caminando por las calles principales de un país capitalista, es difícil negar que las empresas tienen bienes disponibles para acomodar un aumento en la demanda sin mayores cambios en los costos, y las fábricas están diseñadas de manera similar. Además, a largo plazo es probable que una empresa responda a un aumento de la demanda abriendo más sucursales, en lugar de simplemente aumentando los precios.

Los problemas teóricos

Si tenemos razón y la curva de oferta es horizontal, entonces la demanda determina la producción y la oferta define únicamente el precio. Esta parece una proposición lógica, intuitiva y empíricamente razonable en cualquier período de tiempo y para la mayoría de las industrias. 

Un problema de este reconocimiento es que la teoría marginal de la firma pasaría de explicar todo (el tamaño de la empresa, la distribución del ingreso), a explicar casi nada. En términos macroeconómicos, esto también reconoce el Principio de la Demanda Efectiva, según el cual el producto de la economía está impulsado por la demanda, tanto a corto como a largo plazo.


Así, partiendo de un hecho aparentemente menor, la existencia de costos marginales constantes, llegamos a una curva de oferta plana que modifica sustancialmente la historia convencional de la economía neoclásica. En lugar de una economía que se autoequilibra, estamos frente a una donde muchas variables clave (como los salarios, la producción, o el tamaño de la empresa), se definen en gran medida arbitrariamente. Es fácil ver por qué los economistas neoclásicos defienden ardorosamente el costo marginal creciente.


* El presente post es una traducción y resumen con leves agregados propios de un interesante post de Unlearning Economics https://unlearningeconomics.wordpress.com/2012/12/11/whichever-way-you-paint-it-the-supply-curve-is-flat/ 


lunes, 23 de octubre de 2017

EL VAR DE THALER


Parece que se impone el VAR nomás. Se trata del Video Assistant Referee, un sistema para revisar con tecnología las jugadas decisivas de un partido de fútbol. Pero como con cada nueva tecnología aplicada en todo dominio, nunca faltan los profetas conservadores que, mediante falacias varias, atacan los cambios al grito de... ¡me asustan los cambios!

Excusas, excusas

¿Cuáles son las excusas más comunes para negarse al VAR? La primera es que el sistema "hace perder tiempo". Es estrictamente cierto, y reconozco que las pausas en el fútbol son molestas. Pero esas pausas ¿mejoran o empeoran el nivel promedio del espectáculo? El descanso puede mejorar la elaboración de jugadas de ataque porque los jugadores están más frescos, pero también ayuda a la defensa, que está más lúcida y se puede reorganizar. A veces creemos que lo más emocionante de un partido de fútbol suele pasar cuando se termina el partido, pero no es claro si eso es porque se acaba el tiempo y el equipo que debe hacer un gol se la juega, o porque los jugadores están cansados. En cualquier caso, es obvio que la ganancia de un fallo justo supera cualquier molestia de espera, que hoy es de dos o tres minutos pero seguramente se irá reduciendo con el tiempo.

Otra objeción es que el sistema es injusto porque se aplica a algunas divisionales y ligas, y no en otras. Un concepto extraño de injusticia, ya que las condiciones de juego en las divisiones menores fueron siempre peores (estado del campo de juego, calidad arbitral, violencia interna y externa). Como los costos no creo que sean prohibitivos, se puede empezar en las divisiones y torneos más importantes para luego ir generalizando la aplicación.

Mis mayores dudas provienen de las modificaciones de reglamento que hacen que el deporte se vuelva históricamente no comparable, y esto es importante asegurarlo para bien de las estadísticas. Pero en este caso no parece haber mucho problema. Si la decisión hubiera sido la de, por ejemplo, repetir un partido viciado por una decisión injusta, otro sería el cantar. Pero revisar un fallo por tele equivale en la práctica a asumir que un árbitro simplemente "decidió bien". No cambia la historia.

Corrigiendo Sesgos

Lo bueno del VAR es que permite corregir errores sistemáticos. Si los errores de los árbitros fueran aleatorios, en el largo plazo se compensarían y más o menos ganaría casi siempre el mejor. Pero los árbitros cometen errores sistemáticos, por eso es necesario ajustarlos.

Primero, está bien documentado que, ante la duda, se cobra a favor del local. No es por vicio ni por arreglo, sino porque el ruido del estadio insta a definir (en ese segundo decisivo) a favor de la mayoría. El costo de una decisión equivocada en un estadio lleno contra el local es enorme, y se tiende a evitar naturalmente. Pero ahora el visitante puede reclamar y evitar esta injusticia sistemática. 

Un segundo problema, asociado al anterior, es que una vez cobrado era difícil volver atrás aun cuando el árbitro se diera cuenta de su error, lo que lo hacía sumar evidencias falaces para sostener su decisión. Es que volver atrás significaba reconocer una falla y una mala nota del tribunal arbitral de la AFA. El VAR le da al árbitro la posibilidad de corregirse sin tanto costo psicológico, y a la AFA de evaluar la calidad de la decisión definitiva y pensada, no de la apurada.

Tercero, y conectada con la anterior, las decisiones en décimas de segundo son obviamente mucho más erróneas que las pensadas y revisadas. Es la idea fundamental de Kahneman en "Pensar rápido, pensar despacio". Los periodistas deportivos cancherean criticando al árbitro y casi nunca emulan sus condiciones de decisión (inmediata, cansado, con presiones de todo tipo, etc, etc). Ellos piden repeticiones infinitas y luego entierran al árbitro. El VAR permite evaluar mucho mejor la tarea arbitral y separar los buenos de los malos jueces, de verdad.

Finalmente, las decisiones personales son siempre de menor calidad que las del grupo. Si hay un comité observando las repeticiones (algo de bajísimo costo), se puede implementar un sistema de decisión por votación que solo corrija a la del árbitro especializado que observa la jugada si este comité llega a un consenso unánime. Es un ejemplo, pueden haber otros sistemas, pero cualquier de ellos mejorará las decisiones arbitrales arbitrarias de los árbitros.


No podemos seguir haciéndonos los filósofos berretas llamando a respetar la falibilidad humana y esas pavadas antropocéntricas. Cuando nos favorece un error, nos parece divertido, pero cuando nos perjudica culpamos a la injusticia del sistema. Las decisiones equivocadas incluso pueden promovier la intolerancia y la violencia de gente desequilibrada. Dale, vamos al VAR y pasémosla mejor disfrutando de una cervecita artesanal mientras vemos videos de repeticiones de jugadas polémicas.





domingo, 15 de octubre de 2017

THALLERIANDO POR AHÍ


Nuestro admirado Richard Thaler ganó el Premio Nóbel del Banco de Suecia y Sucursales Otorgado en Honor a uno que se Llamaba Nobel y no le Gustaban los Economistas. Pero como esta vez estamos de acuerdo con el galardonado, vamos a hacer de cuenta que ganó un Nóbel de verdad.

Nuestro homenaje a don Thaler es previo al de los oportunistas suecos de siempre, desde luego. Como ustedes ya saben, Economía al Diván está en buena parte inspirado en sus ideas, en particular las referidas a la ansiedad en el consumo. También hicimos una reseña el año pasado de su genial Misbehaving, un libro mucho más entretenido que Thinking Fast and Slow del mítico (pero no tan marketinero) Daniel Kahneman.

Al salir el Nóbel, por supuesto, aprovechamos para salir por todos lados a hacer bardo. Publicamos nota en El Economista y en BAE Negocios. El amigo Seba Campanario nos citó un par de veces aquí y aquí, y también aparecí en una nota de Ezequiel Burgo en Clarín.

Las radios también se hicieron eco del Nóbel, y no les podíamos fallar. Anduve por Radio Nacional con Gómez Castañón, y en Radio Cultura con Martín Pitton. La que más disfruté fue la entrevista con María O'Donnell (gracias al genio de Dany Schteingart), una periodista que parece entender todo. Sin preparar una sola palabra, salió una charla divulgativa casi perfecta. Admirable. 

Finalmente, no puedo dejar de recordarles que lo más trascendente que ocurrió esta semana de Nóbel behavioral fue la entrevista exclusiva de Dos Tipos de Cambio con el mismísimo Richard Thaler en el programa del jueves pasado.

Si siguen mis 15 minutos de fama, haremos el correspondiente update de estas salidas. Aguante Thaler!!!

Update 1: estuve charlando con Ernesto Tenembaum en Radio con Vos. Hay que ir a las 8.34 que ahí aparezco. Salió lindou.

Update 2: muy buena nota de Martín D'Ambrosio, donde me cita. 




viernes, 6 de octubre de 2017

EL (A)ZAR DE RUSIA


Otra vez, la estadística se ensaña con la selección nacional. O más precisamente, con la selección dirigida por Sampaoli, porque la de Bauza no tuvo ninguna particularidad probabilística. Luego de un partido duro y parejo con Uruguay de visitantes, donde se defendió con criterio, Argentina generó más de 10 jugadas de gol netas contra Venezuela y otras tantas contra Perú, casi sin pasar sobresaltos atrás. Si la chance de marcar ante cada acercamiento con riesgo es de 1 en 4 (un supuesto conservador), Argentina debió hacer 3 goles o más en ambos partidos. Un absurdo de los números.

Falta un partido con Ecuador, y la sequía podría continuar, pero esto en nada modifica el diagnóstico. Los goles se merecen, no se hacen. Decir que un equipo gana porque hace más goles que su rival, como hacen muchos (incluso periodistas deportivos profesionales) sólo cristaliza las limitaciones cognitivas del declarante. Esta selección hace lo único que se puede hacer en fútbol para ganar sin depender del todo del azar: generar las condiciones necesarias para hacer goles. El gol, sin embargo, suele ser un accidente, de modo que maximizar la cantidad de jugadas de gol parece ser una estrategia razonable.

La mala fortuna me parece la explicación más probable de lo que está pasando, pero muchos insisten en formular sesudas teorías sobre el presente de la selección. Evaluemos algunas.

Psicología

En el caso de la selección, explica el psicoanalista nacional promedio (sin título, por supuesto), el problema es que sufrimos de un deterioro psicológico. La presión, haber perdido 3 finales seguidas, bla bla bla...

¿Qué argumentos lógicos o evidencia respalda esta explicación? Ninguna, por supuesto. Algunas aproximaciones psicológicas tienen ese no se qué de poder explicar casi cualquier cosa. Si perdés después de perder, es porque te deprimió la derrota anterior. Si perdés después de ganar, es porque te relajaste. Lo que mantiene vivos estos argumentos es que a nadie se le pide que lo justifiquen, generalicen o demuestren empíricamente. Se aceptan porque "debe ser así". Suenan lindo, pero hay que justificarlos mejor.

Hombría

Una variante de nuestro "drama psicológico" es la proverbial falta de actitud, de voluntad o de hombría de los protagonistas. Otra ridiculez sin sostén alguno. La selección, al menos en estos partidos, mostró una tremenda movilidad, asume riesgos atacando, y presiona todo el tiempo.

No tengo idea de qué características definen al que "pone huevos" (otra vez, la idea es que nadie pregunte), pero asumo que no es hacerse echar pegando patadas criminales, por ejemplo. A los que dicen que el que pone huevos es "el que hace goles", les puedo recomendar un buen curso de razonamiento básico.

Liderazgo

Otro clásico local: la idea de que Maradona era un líder más emocional que Messi, y que "aparecía en las dífíciles". Todos escuchamos esto y solemos asentir sin más, pero lo cierto es que si repasa la historia, se trata de una afirmación con poco fundamento. 

No me malinterpreten: soy y seré un admirador incondicional del Diego. Su fútbol me hizo feliz durante muchísimos años y sus modos fuera de la cancha me importan un bledo. Lo que digo es que los números de Maradona en las finales que disputó son alarmantemente mediocres. 

Maradona ganó un mundial, es cierto, pero en la final con Alemania (que presentó una de las peores versiones de su historia) prácticamente no tocó la pelota, pese a venir con un envión anímico espectacular.  Y ahora se juega el comodín: "pero le dio el pase de gol al Burru". Sí, pero Messi dio muchos más pases-gol en las finales que disputó. El burru buscó bien el espacio (un especialista), pero definió horrible y tuvo muchísima suerte en enfrentar a un arquero en un mal día. Los delanteros que habilita Messi en la selección se mancaron, o enfrentaron arqueros muchos mejores. O simplemente tuvieron mala suerte (era por abajo, Palacio!!). Maradona además perdió la final de 1990, donde tampoco descolló, y esta vez sin pases-gol. 

Es cierto que en la final del 86 al Diego lo molieron a patadas, y que en el 90 estaba muy deteriorado. Pero el punto se mantiene: no tuvo buenas finales y su liderazgo no se transformó en resultados decisivos, que es lo que comúnmente se afirma.

El Diego tampoco pudo ganar la Copa América (cuyas ediciones de 1991 y 1993 ganamos jugando un gran fútbol, sin necesitar de ningún "líder carismático"). Si bien Maradona ganó un par de Scudettos con un equipo muleto, en las instancias decisivas de la copas europeas tampoco pudo hacer mucho.

Messi, en cambio, jugó más que aceptablemente todas sus finales. Si bien no hizo goles en muchas de ellas, asistió y estuvo mucho más cerca del gol que el Diego. Y si es por nombrar héroes de finales, prefiero traer al estrado a Riquelme (y no soy de Boca), quien indudablemente ganó solo varias de ellas (para Boca). También podría argumentarse que Kempes tuvo un mejor desempeño en la final del 78.

¿De dónde viene entonces esa percepción de liderazgo que la mayoría le asigna al Diego? Tal vez de sus actitudes fuera del campo de juego, donde se muestra más emocional, auténtico y decidido que otros cracks. Quizás estamos extendiendo a los partidos sus reacciones fuera de ellos. Miremos los partidos antes de concluir, por favor.

Rusia 2018

No sé si Argentina irá a Rusia o no. A veces en la ruleta salen 15 negros seguidos, así que no puedo descartar que la mala racha se corte. Pero estoy seguro de que el camino para ganar es intentar hacer goles, sufriendo lo menos posible atrás. Y esto ha aparecido en el equipo de Sampaoli. Si alguien tiene otra fórmula para ganar, que la proponga en los comentarios. Yo, honestamente, no la conozco.