sábado, 13 de enero de 2018

LA DIFICULTAD DE LA MACRO (Reseña)


Para Navidad me hicieron un regalo "imposible": un libro interesante, en castellano, y que yo no hubiera leído (o me hubiera bajado) todavía. Fue La Economía del Bien Común (EBC), de Jean Tirole, ganador del  Nóbel en 2014.

Leí EBC entusiasmado, con cuidado y sopesando argumentos. Soy un devoto de la divulgación y me gusta analizar la calidad de los libros que buscan llegar al gran público. El Nóbel obligó a Tirole a hacerlo, y le salió bastante bien. Para no duplicar esfuerzos, remito a quienes deseen leer un panorama general a la excelente nota de Javier Finkman (quizás el mejor reseñador local) aquí.

Bastaaaaante bien

Pero volvamos. Dije bastante bien, no muy bien. Es hora de justificar un poco mi evaluación.

Tirole es un gran microeconomista, y de organización industrial parece saberlo casi todo. Esa es una de las ramas de la economía que yo más respeto, y que creo más  avanzó en cuestiones teóricas y aplicadas. Quizás una de las razones de este éxito sea que cuando hablamos de empresas, basar el análisis en el supuesto de racionalidad sea mucho menos problemático que cuando hablamos de familias.

Tirole, sin embargo, no podía dedicarse solo a su expertise particular, porque como dijimos el autor se vio obligado a hablar de toda la teoría económica. Y ese es un desafío enorme del cual no es fácil salir airoso, porque dentro de la teoría económica, lamentablemente, está la macro. 

Creo que el principal defecto de Tirole es pensar demasiado la macroeconomía como un microeconomista. Soy muy crítico de los que hacen macro sumando comportamientos individuales, porque creo que justamente la macro consiste en capturar las diferencias entre esa suma y el resultado final agregado, que puede ser muy diferente. Así, sus soluciones a los problemas macro tienden a ser excesivamente microeconómicas, y siempre queda la sensación que detrás de cada recomendación se asume una excesiva capacidad personal y del mercado para solucionar problemas. Veamos un ejemplo.

Efectos Sustitución e Ingreso

El libro comienza defendiendo al mercado como un mecanismo imperfecto pero mejor que otros para asignar recursos. Tirole explica una a una las diferentes formas de asignación (colas, azar, mafias) y deja en claro que son peores que las de mercado. Luego detalla las razones por las cuales la gente común se viene enojando con el mercado, lo que parece haber dado lugar a resultados políticos inesperados.  

Pero curiosamente, Tirole no repara en la preocupación principal: la asignación del mercado crea desigualdades porque cuando algo falta, sube su precio y solo compran... ¿quienes? Tirole contesta "los que realmente quieren ese producto". Yo agrego: "y también los que tienen más plata". Tirole no enfatiza, por tanto, los efectos ingreso. Si bien el efecto sustitución existe y el mercado lo selecciona muy bien, los efectos ingreso son importantes, porque son los que el ciudadano común percibe de inmediato. Los gustos a sustituir son maleables, el ingreso que te permite acceder a ellos no.

Macromenos

Los "temas macro" que encara Tirole en su libro, por otra parte, no son los que solemos discutir por estas pampas. El libro se centra en los problemas urgentes de los países desarrollados, como el elevado desempleo por eurosclerosis, el cambio climático, Grecia y la Eurozona, y la crisis de 2008. Pero omite otros desafíos tan o más importantes que son los obstáculos estructurales para el desarrollo y las nuevas tendencias hacia la inequidad. Del libro es difícil sacar alguna idea para mejorar la economía argentina que no sea la trillada fórmula mágica de corregir los déficits fiscales, establecer regulaciones "oportunas", y evitar la excesiva intrusión estatal donde no sea necesario. Do not mess with incentives.

Lo que nos lleva a la conclusión principal de este post. La macro, señoras y señores, es la subrama más difícil de la economía, y las aproximaciones desde otras subdisciplinas tienden a simplificar el análisis de sus dilemas y a sugerir recomendaciones no siempre demostradas. Hasta a Tirole se le nota...





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