jueves, 3 de marzo de 2016

Soberbia: ¿pecado capital, provincial o nacional?

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Paveando con este test, me dio curiosidad saber qué tipo de pecado capital me representaba mejor. No los recuerdo todos, y no sabía bien con qué me iba a encontrar, pero ¡oh psicología humana!, al ver que salió Soberbia comencé inmediatamente a autojustificarme, pensando por qué se trata de una cualidad negativa. Por supuesto, la mía fue una reacción totalmente injustificada, ya que el test seguramente no tenga ningún sustento ni gradación (no aclara si uno es muy o poco soberbio, etc.).

Igual voy a intentar aislarme de este sesgo personal y reflexionar un poco sobre el concepto de soberbia, desde la ignorancia filosófica que me caracteriza, por supuesto. Digamos para empezar que no me parece ni de lejos el peor pecado capital (tampoco el mejor). La avaricia y la pereza me resultan moralmente más reprobables, mientras que la ira y la pereza tampoco parecen personalidades particularmente útiles para vivir en una sociedad civilizada. 


Pero vamos a la soberbia. Las definiciones de la RAE son todas horribles, pero las dos que parecen reflejar mejor el mandato divino son:

1. Altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros; y

2. Satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás. 

Imposible saber qué es un "apetito desordenado", y menos aún determinar a qué se refiere con las "propias prendas" (¿la ropa?), pero en cualquier caso es claro que no estamos ante algo terriblemente censurable. Nos quedamos entonces con la definición más mundana: un soberbio es alguien a quien le gusta mostrar sus habilidades en público, y quizás exagerarlas.

El problema principal que veo para definir el grado de virtud de la soberbia según esta definición es que LE FALTA EL DENOMINADOR. Quiero decir, nada se indica acerca de las reales capacidades del soberbio. Pero para mí es fundamental distinguir entre el soberbio que sabe, del que vende humo, y es muy posible que sea eso lo que termine inclinando la balanza ética. Pero no nos apuremos, porque esta distinción también tiene sus problemas. Para precisar un poco más esta idea, veamos cada caso por separado.

Uno se ve tentado a decir que el soberbio que no sabe (denominador bajo) es el "malo" de esta historia. ¿Pero puede realmente el que no sabe ser tildado de soberbio? Tenemos muchas otras palabras para designar a esta especie, siendo quizás "pelotudo" la más adecuada. Un soberbio al que se le nota que no sabe nada es en realidad un idiota, no un soberbio. Recuerden a un ex presidente que tuvimos, que afirmaba haber leído las obras completas de Sócrates. Nadie jamás puedo haber tomado esta afirmación como un acto de soberbia, pese a que este señor cumplía perfectamente con el precepto de tener un "apetito desordenado por ser preferido a otros".

Y qué pasa con los soberbios que saben? En realidad, cuando le consulto a la gente, la mayoría me señala personas soberbias que saben, no ignorantes. Gente culta, preparada, que se solaza exhibiendo a los demás sus saberes. Ahora me pregunto, ¿por qué esto es éticamente reprochable? Primero, transmitir un saber me parece intrínsecamente bueno si ese saber está bien justificado, es decir, es verdadero (o más o menos). Segundo, siempre es mejor enseñar algo que quedarse callado. Tercero, la transmisión de ideas con altivez puede resultar en una mayor atención al que habla. Cuarto, escuchar a alguien hablar con seguridad y soberbia nos puede estimular a intentar refutarlo, lo que nos lleva a aprender más del tema, lo que a la larga es mejor para todos. 

Las ventajas de la soberbia se ven más claras cuando se las contrasta con su normalmente asumido virtuoso antagónico: la humildad. La humildad parece buena a primera vista, y muchas veces lo es, pero tiene sus bemoles. Los humildes, por timidez o por evitar ser soberbios, pueden no compartir sus saberes. El humilde no tiende a promover disensos, ni discusiones, ni intercambios. Puede llegar a aceptar cualquier cosa con tal de mantener su "virtud". Un genio demasiado humilde puede ser indistinguible de un inservible. Con buenas intenciones personales, muchos humildes fallan en trasmitir buenas ideas a la sociedad, y la empobrece.

Estas (soberbias) apreciaciones me transportan a una suerte de paranoia para con la religión. ¿No será que la soberbia es un pecado capital PORQUE el soberbio trae consigo conocimiento, mientras que la humildad es enaltecida porque el humilde no se atreve a cuestionar nada? Este estado ético de cosas es sumamente positivo para una religión, pero no para una sociedad donde compartir ideas y debates con pensamiento crítico y racional son el fundamento de una vida mejor.

Y para no terminar con un bajón, va un chiste de gallegos (políticamente correctos abstenerse, soy de familia española y tengo derechos):

- Oye Manuel, pues que tú eres un soberbio!
- ¿Ah sí?, pues entonces tú eres un Bosnio!

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