sábado, 7 de septiembre de 2019

TIGRES QUE NO DESCANSAN


Tuvo buena repercusión mi nota sobre un tigre en la casa que publiqué en perfil, que nada tiene que ver con la tapa de libro que ilustra este post, pero que me pareció divertido pegar.

El juego que plantea la nota es que una familia "adopta" un tigre para cuidar la casa pero deben vivir en ella. De noche el tigre cuida, y de día ellos están en la casa y el tigre duerme, por lo que no deben despertarlo. Claro que ruidos hay siempre, pero en lugar de reconocer el problema de tener semejante fiera en casa, la familia intenta evitar por todos los medios cualquier sonido que lo despierte.

Desde luego, el tigre es la deuda y los ruidos son... cualquier cosa que sensibilice a los acreedores. Los ladrones son la inflación y las soluciones que no se consideran son el uso parcial del impuesto inflacionario y otras políticas de ingreso que podrían haber moderado el endeudamiento. 

Lo que me parece más interesante de esta metáfora, sin embargo, no son estas asociaciones precisas. Lo que no parece dejar de suceder es que varios analistas caigan una y otra vez en la falacia de culpar a pequeños shocks y no a la estructura riesgosa que se construyó previamente para que estas leves perturbaciones tengan impacto. Por ejemplo, recientemente Sturzenegger dio por sentado que el fracaso de una política macroeconómica completa se debió a un mínimo cambio en las tasas de interés promovido por "la política" el 28 de diciembre de 2017. Un buen análisis del paper lo hizo Martín Trombetta aquí.

Este tipo de fallos, que bien podría ser considerado un sesgo (¿nuevo?), tiene un par de características interesantes. Primero, que gira la atención hacia los problemas equivocados y no nos permite ver el bosque en lugar de quedarnos en la inspección del árbol. Segundo, que la cantidad de circunstancias eventuales para culpar los fallos son infinitas, de modo que siempre hay una justificación disponible para explicar el fracaso de cualquier política. 

Ambos problemas, a mi modo de ver, resultan letales para una política económica sana, institucional y que privilegie el largo plazo.

1 comentario:

  1. No creo que sea un sesgo nuevo: es el viejo truco de las hipótesis ad hoc para proteger el paradigma obsoleto. Los tolemaicos elaboraban unos epiciclos super precisos para explicar las órbitas de los planetas, mientras Copérnico las resolvía con un modelo mucho más simple.

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