domingo, 14 de agosto de 2016

ACADEMICOS ESCRIVAN BIEN, PARTE II

En el post anterior describimos, a partir de un texto de Steven Pinker, lo mal que transmiten ideas por escrito algunos académicos. Aquí un detalle de los vicios que a todos nos rompen cuando leemos.

Metadiscurso

Un vicio común en los textos académicos es la obsesión por hablarte de lo que hablaron, o de lo qué van a hablar. "Hemos mostrado en el párrafo anterior que hemos escrito un párrafo, y a partir de aquí seguimos esbozando algunas ideas de las que vamos a estar hablando en los próximos apartados".

¿Qué esta porquería? Decime algo, hermana, y no lo repitas todo el tiempo. No me amenaces, decí. No me hagas un "highlights" de tus mejores ideas, tu artículo no es un Planeta Gol académico. 

Si alguien con quien conversamos hablara así (tengo conocidos...), sería difícil evitar el pensamiento de que nuestra interlocutora podría necesitar ayuda psiquiátrica. 

Narcisismo

No, no me refiero aquí a los autores que se citan a sí mismos. Si bien esto me parece aceptable, algunos sobrepasan todos los límites, y terminan copiándose a sí mismos más de lo recomendable.

Hablamos en cambio de los que te aburren con frases demasiado largas sobre lo que la profesión ha estudiado hasta el momento. "En los últimos años, una proporción creciente de economistas se han dedicado a analizar los efectos recesivos de una devaluación cambiaria. En este trabajo llevamos a cabo una investigación para evaluar...". Uf, insoportable. Qué tal probar un "Según xxx las devaluaciones tienen efectos recesivos. ¿Es realmente así?". Mucho más directo e interesante. 

Disculparse

Muchos académicos escriben como pidiendo clemencia. "Si bien la noción de tipo de cambio es difícil de definir..." "Aun cuando estas conclusiones son tentativas..." "Hay una gran controversia que no ha sido resuelta...".

Bueno flaca, si tenés tantas dudas no escribas nada. Yo mismo suelo caer preso de estas cavilaciones, y la verdad lo querría corregir porque no me gusta nada. A llorar a la iglesia, no al paper.

Comillas

Ay, las comillas... Ese seguro gratuito que nos separa de un montón de gente tan inferior a nosotros. Ese distanciamiento necesario para hacer nuestra escritura tan especial e inmune a las críticas.

Porque hay un conjunto de "investigadores" que ha "demostrado" que una economía de libre mercado es capaz de "autorregularse" y alcanzar el "pleno empleo".

Tosco, aburrido, distante, inexplicado e innecesario. Las comillas se usan a veces como el atajo de la investigadora para desmerecer las teorías ajenas sin esbozar la menor crítica efectiva. Estas prácticas contribuyen a crear en los lectores un sentido más de dogma que de evaluación crítica.

Por supuesto, hay instancias en las que las comillas son esenciales, como cuando citamos a alguien. E incluso hay casos en los que el desdén puede estar justificado, como por ejemplo cuando decimos que alguien mató a otra persona por "amor". Solo criticamos el uso indiscriminado de las comillas para desprestigiar sin argumentos lo que no es evidente que esté mal.

Más seguros

Los académicos para asegurarse también usan adjetivos como casi, aparentemente, razonablemente, en parte, parcialmente, predominantemente, presumiblemente, relativamente, del tipo, en la medida, hasta cierto punto, en cierto sentido, y podríamos decir.

De nuevo, a veces el recurso se justifica, como por ejemplo cuando se presenta un trabajo estadístico. Para evitar abusarse, volvamos a nuestras conversaciones: hay afirmaciones que se da por sentado que son parciales, como por ejemplo cuando se dice "no me gustaría vivir en La Habana porque es una ciudad cálida". Nadie piensa que esta frase es literalmente verdadera, y todos comprendemos que estamos hablando de promedios, modos o medianas (otra vez, conozco gente que...). Y nadie tomaría como seria una crítica académica literal de esa frase.

Metaconceptos

Los términos enfoque, supuesto, concepto, contexto, marco, cuestión, modelo, perspectiva, proceso, prospecto, rol, estrategia, sujeto, tendencia y variable tienen algo en común: deben usarse donde van, no en cualquier lado. 

Fuera de donde van, se trata de términos vagos, vacuos, y sobre todo aburridos para el lector. He leído textos de gente brillante donde esta fórmula se utiliza hasta el hartazgo. Que se sepa que esto ahuyenta lectores.

¿Qué esta pasando?

Tratando de entender por qué nos pasa esto, Pinker sostiene que hay pocos incentivos a escribir mejor. Escribir bien es difícil, escribir mal es fácil y seguro. Y además, nuestros evaluadores a veces nos censuran la excesiva simplicidad de los argumentos. Esto es especialmente así en la academia de la economía, donde incluso se obliga a formalizar matemáticamente argumentos que podría ser perfectamente expresados mediante el lenguaje y la lógica.

Con este panorama, es difícil que el mercado resuelva solo esta madeja de apestosidad literaria. Creo que estamos entrampados y que va a costar salir de este mal equilibrio. 

Dos Tipos de Cambio hará lo imposible para, en la medida que el contexto lo permita, en línea con lo dicho en párrafos anteriores, y aun cuando este concepto sea dificil de representar, "lograrlo".

No hay comentarios.:

Publicar un comentario