domingo, 8 de diciembre de 2019

SESGOS Y CONTRASESGOS


Este blog habla bastante de sesgos en las decisiones económicas, como varios ya saben. Pero el tema no acaba allí, y todavía hay muchos temas por resolver. Quizás el mayor desafío es que las investigaciones de sesgos van por la negativa, pero no indican cómo es que realmente toman decisiones las personas. 

Un señor que ha acometido este difícil camino es Gerd Gigerenzer. Gerd es muy crítico del Homo Economicus, pero también de la postura de la Economía de la Conducta (EC). Según su visión, la EC se transformado por su falta de propuestas por la positiva en el estudio puro de la irracionalidad.

Gigerenzer lamenta esto porque para él en realidad los seres humanos somos racionales, pero a nuestro modo. Desde luego, no somos Homo Economicus, pero tampoco tontos. Gerd afirma que tenemos una fantástica racionalidad ecológica, consistente con la evolución, y que nos permite elaborar reglas simples de decisión que nos ahorran tiempo y que tienen muy buenos resultados.

Una forma de comparar la irracionalidad conductual con la racionalidad ecológica (como dije, ninguna de las dos el homo economicus), es observando el costo-beneficio implicado por ellas. Para Gerd, la EC no ha logrado demostrar los enormes costos que deberían provenir de la ausencia de racionalidad (yo no estoy tan seguro).

Gigerenzer va más allá. Opina que muchos de los sesgos no solo son saludables atajos ecológicos sino que además la mayoría no son sistemáticos (de nuevo tengo mis dudas). Como consecuencia, no está demasiado entusiasmado con el paternalismo libertario, los nudges y esas cosas.

Su propuesta se resume en que existe un "sesgo de sesgos", según el cual hay una tendencia a ver sesgos donde no los hay. Más allá de algunos excesos (como el de acusar a los economistas behavioral de defender intereses espurios que, justamente, sesgan sus trabajos), los argumentos de Gigerenzer son atendibles, y sus trabajos de desarrollo de las heurísticas humanas son prometedores. Dos referencias piolas de los trabajos de este psicólogo alemán del Max Planck Institute (además del fantástico libro de la foto) son esta y esta.






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